Julio Llamazares, a la derecha, en una imagen de archivo.

EFE

Julio Llamazares, quien simultanea la continuación de su obra sobre las catedrales y la escritura de su próxima novela, Las lágrimas de San Lorenzo -ambientada en Eivissa-, estrenará en Madrid su primera película, Elogio de la distancia, el próximo 27 de mayo.

El escritor leonés codirige la película con Felipe Vega, y en ella analiza un ámbito rural, la zona de Fonsagrada, en el interior de la provincia de Lugo. «Es la primera vez que hago algo de cine, aunque Felipe Vega llevaba la rienda en el aspecto cinematográfico y yo en el literario. Se trata de una obra de hora y media, un encargo de la Xunta de Galicia, que promociona una de las zonas olvidadas, más bellas y mejor conservadas de Galicia», explica el autor de La lluvia amarilla.

Para el trabajo, han recogido materiales durante dos años, rodando en las cuatro estaciones, siguiendo la huella de distintos personajes, desde un cartero rural a una hippie. «El hándicap de la zona es su distancia, pero eso también le otorga una personalidad, una belleza y un aliciente», dice el autor.

En relación a la novela en que trabaja, declaró que trata sobre el paso del tiempo: discurre principalmente en la isla de Eivissa, en una veraniega noche de San Lorenzo, cuando un padre y un hijo están mirando las estrellas y evocando recuerdos.

Llamazares esta elaborando también la segunda parte del libro de las catedrales españolas; ha acabado las tres de Madrid y está con las de Extremadura. «Es un proyecto que me llevará ocho años», dice el escritor, para quien la catedral de Madrid, la Almudena, es un pastel kitsch, que responde al carácter de la capital.

El autor leonés, que acaba de publicar un libro poético, Versos y ortigas -una edición conjunta de obra ya publicada-, no descarta volver a hacer algún libro poético unitario: «Estoy atrapado por la ficción y la literatura de viaje, aunque la poesía para mí es la literatura en estado puro. Por lo tanto, me sigue atrayendo y procuro que haya poesía en la prosa que escribo».

«Lo que hace que la prosa sea literaria o no, es la presencia o ausencia del sustrato poético que permite a las palabras que signifiquen más de lo que significan normalmente. No pierdo la esperanza de escribir algún otro libro de poesía mas adelante», señala.