Paula Palomares, escenógrafa y fotoperiodista ibicenca. Foto: GERMÁN G. LAMA

JULIO HERRANZ

Joven, inquieta, creativa y suficientemente preparada. Calificativos que le cuadran bien a la ibicenca Paula Palomares, cuya formación profesional saltó del fotoperiodismo a la Escuela de Cine: escenografía. En estos calurosos días descansa en su isla en una pausa entre el trabajo de dos largometrajes. «Acabo de terminar una película en Bilbao (Zigortzaieak, de Alfonso Arandia y Arantza Ibarra) y ahora me voy a Logroño a otra, que se rueda en la Rioja alavesa y luego en Almería», explicó a este periódico, donde Palomares hizo prácticas y trabajó un tiempo.

Mirando hacia atrás, recordó a grandes saltos su trayectoria: «Al principio me gustaba sobre todo la fotografía de moda, pero estudiando ciencia de la comunicación me interesé por el fotoperiodismo y acabé aquí. Al terminar la carrera, no había explorado bien la vena artística y empecé a hacer decorados. Entonces hice las pruebas para la Escuela de Cine, me aceptaron y entré directamente en Escenografía. Casi desde el primer momento ya empecé a hacer videoclips, publicidad, escenografía para teatro, sencillas... y no he parado desde entonces», precisó.

Un mundo competitivo

Una vez concluida su formación académica y metida de lleno en la dirección artística profesional, Paula Palomares se ha dado cuenta de que se trata de un mundillo bastante competitivo. «En esta profesión hay mucho intrusismo laboral, gente que se le da bien decorar, o son arquitectos, y ves que están en puestos más altos, aunque tú estés más preparada; porque la dirección artística, aparte de decorar, es trasladar todo lo que hay en un guión a imágenes. Hay algo metafórico y simbólico; tiene toda una intención, un motivo, y se necesita una preparación profesional explícita. No se trata sólo de escoger unas cortinas porque sí, tienes que elegir un tipo de espacio, de texturas, de un montón de elementos para crear una intención concreta», explicó.

No es de extrañar, pues, que tenga algo de nostalgia de sus años de formación. «La verdad es que, profesionalmente, me sentía más realizada cuando acabé la carrera y empecé en el periódico; porque es un trabajo más inmediato. Vas al evento, haces la foto y la ves publicada. Pero en escenografía, cuando sales de la Escuela tienes que ser primero ayudante, auxiliar, y aunque tú estás realizando el trabajo, el mérito se lo lleva el director artístico. Pero bueno, al final la gente se da cuenta y te lo reconoce, aunque no firmes el trabajo», consideró.

Otros proyectos

Además de sus trabajos para el cine, Paula Palomares tiene entre manos algún otro proyecto en cartera. «Por mi cuenta, estoy haciendo en Madrid la escenografía para teatro de mi antigua profesora de flamenco, que va a montar un espectáculo. Siempre he trabajado en cine y publicidad, pero poco en teatro; y es algo que me apetece, aunque me parece más difícil, porque en teatro hay mucha abstracción, es todo más limitado, y aunque parece más sencillo, porque se trata sólo de un escenario, resulta complicado», aseguró la escenógrafa ibicenca.

Aunque no puede atender a todos los proyectos que le gustaría. «Me ha dado mucha pena que por culpa de otros compromisos no haya podido ayudar a Nieves Porta, que está preparando un espectáculo en septiembre, con las luces, diseño y regiduría. Le he recomendado a dos amigas mías, pero me habría encantado trabajar con ella, y espero hacerlo en un futuro, porque vale mucho y tiene carácter y fuerza para sacar adelante los proyectos», valoró Palomares, que tiene actualmente su base de operaciones en Madrid.