Josep Marí narra en clave de dietario un año vivido de octubre a octubre

Viena Edicions acaba de publicar en su colección Vides Singulars una obra de Josep Marí (Eivissa, 1948) titulada La vida plàcida, que, probablemente (según apuntó el autor ayer a este periódico), se presentará en Eivissa el próximo mes de julio. Con 336 páginas, el libro está ilustrado con dos obras del escritor y pintor ibicenco: una vista de Dalt Vila para la portada y un autorretrato para la solapa, de 1993. Precisamente, en octubre de ese año comienza el dietario que Marí desarrollará día a día durante un año completo, ofreciendo «un paseo sereno por la Eivissa contemporánea con la mejor de las compañías», según apunta la nota promocional de la editorial catalana. El precio de venta al público será de 20 euros.

No es la primera vez que Josep Marí publica un libro en clave de dietario. Lo había hecho en 1991 con Els deixants de la llum, y en 1994 con Mentre passen els núvols (Premi Ciutat d'Eivissa 1993). Un trabajo de creación complementario a su faceta poética, recogida en La veu dispersa (1982), La veu pintada (1988)y Respira el món (1999).

En cuanto a La vida plàcida, la nota editorial informa así de su contenido: «Caminos, viajes, charlas, recuerdos, chistes, anécdotas, personajes, comidas, arquitectura, filología, literatura, arte, política, sociedad... En un dietario cabe de todo y, en el caso de La vida plàcida, las reflexiones sobre este conjunto de temas emergen bajo una mirada entre irónica y crítica, nimbadas de humor, emociones y de un cierto lirismo complaciente. Acompañando el hilo de los pensamientos y anécdotas, también está presente el tiempo metereológico y el paso de las estaciones, tratados con la misma penetración con que Josep Marí habla de sus diversos paisajes, tanto de Eivissa como de fuera de la isla. Un lenguaje que, entonces, se vuelve especialmente plástico, dado que el autor difícilmente podría desentenderse (y seguramente no querría) de su condición de pintor».

Una narración diaria de otoño a otoño, «escrita con un lenguaje expresivo, justo y pleno de color, como sus pinturas».