La cuestión internacional, ya que ha reunido a músicos de hasta 31 países diferentes, y el altísimo nivel de los participantes, que ha dejado a los miembros del jurado «impresionados». Son los dos aspectos que destaca, a la hora de relizar el balance de la XIX edición del Concurso Internacional de Eivissa, la miembro del jurado y de la organización, María Àngeles Ferrer.
Este certamen ha progresado de manera exponencial desde su primera edición en 1987, asegura Ferrer, quien añade que los artistas que se han dado cita en Eivissa eran de Japón, China, Rusia, Ucrania y repúblicas soviéticas, Lituania, Francia, Alemania, México, Chile, Brasil, EE. UU o Canadá, entre otros.
Ferrer se muestra sorprendida por la imagen «tan importante y prestigiosa» que el concurso ha adquirido fuera de la Isla y dentro del mundo del piano, de la cultura y de la múscia clásica. «Es un referente muy grande ya que supone mucha seriedad», expresó.
Para esta miembro de la organización y el jurado, el prestigio se lo ha dado el rigor que han mostrado en las bases del concurso desde el principio, ya que «no hemos cambiado las normas ni hemos dado bandazos», y la internacionalidad del jurado, «un aval que da garantías para que el veredicto sea aceptado», además de la profesionalidad con la que se cuidan las citas y a los participantes.
María Àngeles Ferrer reconoce que desde la organización tuvieron un cierto temor a que la coyuntura económica actual afectara al número de participantes final del evento. Sin embargo, según Ferrer, a la recién clausurada edición se sumaron al grupo de patrocinadores del concurso un número importante de empresarios de Sant Carles, que realizaron donaciones destinadas a premios adicionales de los artistas.
En cuanto a los aspectos que el jurado ha valorado de los concursantes, Ferrer señala que han tenido más que ver con el talento que con el lado más técnico. «Nos hemos fijado en la parte más sensible, artística y lo que nos transmitía su música. Si nos emocionaba o nos tocaba el corazón. porque ésta es la única manera de valorar el trabajo de un artista, de medir el arte», explica la miembro del jurado.
Ferrer recordó que una de las características que diferencia al Concurso Internacional de Piando de Ibiza de otros es que aquí no se les pide el currículum a los artistas. «No hay prejuicios ni importa lo que han realizado con anterioridad, sino que lo que escuchamos es lo que valoramos». Y, eso sí, Ferrer recuerda que los dos premiados en este certamen, Renata Benvegnú y Alexander Vorontsov, llevarán siempre el nombre del concurso de Eivissa ligado a su futuro profesional, «aportandose un muto prestigio».