El pasado martes día 16 falleció en Valencia a los 73 años el pintor Amando Silvestre, quien vivió cinco años en la isla durante la década de los 60 reflejando en su obra de entonces el mundo tradicional de Eivissa. Un artista casado con una ibicenca que en 1977, por encargo de Adolfo Suárez, realizó el retrato del Rey Juan Carlos que, tras un tiempo en su gabinete particular del Palacio de la Zarzuela, ha terminado presidiendo el salón de plenos del Consell d'Eivissa.

Según explicó ayer a este periódico Eugenia Silvestre, hija del malogrado pintor, la relación de su padre con la isla comenzó en su Valencia natal, donde había nacido en 1937. «Mi madre y sus hermanos vinieron a Valencia y aquí es donde ella conoció a mi padre. Estuvo dándole clases de dibujo, se enamoraron y se fueron a vivir a Eivissa, donde se casaron en el 63», precisó la hija de Silvestre, añadiendo: «Calculo que en la isla vivió unos cinco años y luego volvieron a Valencia, aunque siempre regresaban en verano y nunca hemos perdido el contacto con la isla. Mi madre sigue volviendo, porque su familia está allí; y yo me escapo en cuanto puedo porque es una isla muy hermosa que me produce una sensación especial en ciertos momentos del año».

Marino mercante y artista

Amando Silvestre estudió en Valencia Bellas Artes y la carrera de marino mercante, llegando a ser oficial. «Fue marino mercante en Barcelona y ejerció durante un tiempo, hasta que tuvo un problema respiratorio, sufrió un accidente y quedó inválido para seguir trabajando», recordó su hija Eugenia. Al dejar la Marina marchó a Japón y más tarde en Francia, trabajando como dibujante de Artes Gráficas. En 1962 expuso en el Salón de Noel del Baw Lomousin, donde ganó una medalla de oro por su trabajo. «Ahí en la isla realizó varias exposiciones; por ejemplo, en la galería Buda de Sant Antoni, donde presentó sus obras en el 63; y también en la sala de 'la Caixa' de Vara de Rey. Tengo mucha documentación, pero no he tenido aún tiempo para clasificarla, precisó Eugenia Silvestre.

Preguntada si la familia estaría dispuesta a colaborar en una exposición en Eivissa, Eugenia se mostró entusiasmada con la idea: «Sería un homenaje maravilloso que su obra ibicenca pudiera presentarse ahora en la isla después de tanto tiempo. Nos encantaría», concluyó.