El Palau de Congressos de Santa Eulària volvió ayer a ser el escenario escogido por el Ballet de Moscú para recalar en tierras pitiusas. En este caso, el montaje elegido fue El Cascanueces, el inmortal ballet de Tchaikovsky, uno de los clásicos en todo el mundo durante las celebraciones navideñas.
La interpretación de ayer permitió a los aficionados que acudieron al auditorio el disfrutar de las evoluciones de dos nuevos solistas de la formación: Ekaterina Bortyakova y Akzhol Musakhanov.
El escenario del Palau permitió a muchos revivir esta historia clásica en la que la magia y la fantasía se perciben a través a una música y unas coreografías altamente evocadoras.