La inauguración del nuevo Conservatori, demorada tantas veces por circunstancias de lo más variopintas, tuvo ayer la solemnidad que la ocasión pedía; con la asistencia de numerosos representantes políticos, faltaría más, aunque se notara alguna que otra ausencia. Por ejemplo, y fue comentada por algunos, la de Joan Marí Tur, conseller de Cultura cuando arrancó el proyecto que ahora llega al final, felizmente. Igual tenía algún compromiso ineludible; porque, por supuesto, y con todo derecho, la representación del Partido Popular fue notable; destacando la satisfacción que, entre otros, mostraba Carolina Torres, la anterior consellera de Cultura, que también contribuyó con decisión a llevar adelante el complejo proyecto.
Una velada que tuvo algún detalle simpático; como la incorporación tardía de dos alumnos cuando el primer conjunto orquestal estaba a punto de empezar, bajo la dirección de Adolfo Villalonga. A la chica se la notó menos, pues se sentó al lado de la puerta, pero el chico tuvo que cruzar hasta el otro lado y recibió un aplauso comprometedor; pero sin cortarse un pelo, saludó con gracia y la música, al fin, llenó el auditorio, cuya acústica fue celebrada por los melómanos más exigentes del acto.
Hermosa selección de las piezas y una ejecución bastante inspirada y profesional, que dejaron en el personal una grata impresión del buen hacer de nuestro ya treintañero Conservatori, con ganas de volver por allí cuando programen conciertos. A ver si entonces (sin tantos políticos y representantes de casi todos los sectores sociales) puede el público sentarse y disfrutar en condiciones.
El acto acabó con la visita de las instalaciones. Por una parte la comitiva oficial, a la que el orgulloso director, Jaime Manuel Ribas, iba explicando los usos y demás; y por otra, los alumnos, contentos como niños con zapatos nuevos; padres y curiosos sin filiación. Algunos llegaron hasta la terraza del edificio, que tiene unas vistas a Dalt Vila muy guapas y que parece el sitio idóneo para hacer veladas musicales en verano. Tiempo al tiempo; y salud. Está claro que lo bueno se hace esperar pero, al final, todo llega.