Alfonso Biescas es un autodidacta que, en su coquetería, esconde la edad y pregona que hay una porra para que la gente adivine la que tiene. Figura en la contraportada de sus libros como arquitecto, diseñador, surfista, pintor, escritor y, ayer, presentó a los medios su último trabajo Luna de Formentera que, según indicó, vendría a ser la prolongación de un trabajo previo titulado Luz de verano, igualmente situado en la Isla.
Josep Marull, anfitrión exquisito del bar Matinal, ofició de introductor al autor y a la obra, de la que destacó su simplicidad y el carácter polifacético de su trabajo. Marull recordó que su primer libro, Una idea peregrina, se centró en un viaje iniciático e interior a través del Camino de Santiago. Se encargó de resaltar el interés histórico, humorístico y enfático de las dos novelas que Bisecas escribe, a modo autobiográfico, de sus largas etapas en Formentera.
Según Marull, en Luz de verano «describe de forma maravillosa la Isla a pie o en bicicleta, con una pareja protagonista en la que se supone que el personaje masculino es un alter ego del autor y nos introduce en los rincones, los paisajes y la magia de la Isla». Aparecen personajes reales y topónimos que el autor fue conociendo con el tiempo y, según Marull, en la obra destaca el gran sentido del humor del escritor. En su segunda obra, Luna de Formentera. Y a tenor de las explicaciones de Marull, amigo personal y conocedor de la persona y la obra de Biescas, «nos presenta y nos reta con trampas, desde un sudoku o un encriptado dentro de la obra para buscar historias encubiertas de las que ni el mismo autor quiere hablar».
Aventurero
Biescas calificó su vida de «variable» y añadió: «Vine de Bilbao, fui a Barcelona, estudié arquitectura, no me gustó, me angustié, fui director de arte, me dediqué al diseño gráfico en la Mola, trabajé para los 'grandes' como Mango, Toni Miró, Zara, Custo y, además, tengo un pasado de leyenda en el surf pero un día descubrí la luz de Formentera. Vine como turista un par de veranos y después me di cuenta de que podía vender mis 'cuadritos' y, ahora, casualmente soy escritor».
Biescas no duda en afirmar que «el libro tiene una historia encriptada que yo no la explico y dudo que alguien la sepa resolver» aunque poseriormente aseveraba: «Soy mal escritor por lo que me dedico a desarrollar los personajes y sus sentimientos».