Dani Ventura posa junto a algunas de sus creaciones escultóricas. | Guillermo Romaní

Dani Ventura (Barcelona, 1972) presenta estos días su primera exposición en solitario en la Sala d'Exposicions de La Caixa, en Sant Francesc (Formentera), que permanecerá abierta hasta el día 25 de este mes. La exposición cuenta con una amplia variedad de sus trabajos a partir de la madera que se encuentra o que busca por la Isla, lugar en el que fijó su residencia hace once años.
Sus trabajos están hechos con savina, olivo y enebro, maderas habituales en Formentera y comenzó esta faceta escultórica hace tres años, cuando dejó un restaurante que regentaba en la plaza de la iglesia de Sant Francesc. «Había estudiado diseño gráfico, restauración de libros, cosas que hacía con las manos y, cuando dejé la hostelería, decidí dedicarme a esto», explicaba ayer.
Se trata, según reconoce, de su primera muestra en solitario aunque ha participado en colectivas realizadas en la pitiusa del sur en los dos últimos años. Sin embargo, el paso que daba ayer martes por la noche era un paso adelante de gran valor. «No sabría definir cuál es mi trabajo ni el estilo de éste. Es la pregunta del millón, porque cuando trabajas no te planteas estas cosas. Simplemente pruebas, creas», aseguraba ayer con una sonrisa.
De todas maneras Ventura explica que trabaja sin demasiadas ideas preconcebidas porque «utilizo muchas raíces y lo que uno puede imaginarse al principio, después de limpiar, eliminar todo lo que está estropeado o podrido, en la mayoría de las ocasiones no se parece a lo que puedes tener en mente».
«Es a partir de ese momento cuando comienzas a trabajar, dejas que la madera te guíe, nunca hago dibujos, esbozos ni nada, comienzo a trabajar sobre la madera hasta donde ella me lleve, es el aprovechamiento conceptual que uno busca en las formas orgánicas que se encuentra», precisa Ventura.
Si el concepto es el que se consigue más rápido, a partir del momento en que la madera ha quedado limpia y marca una dirección creativa, luego está la parte más larga, «pulir la madera, darle un acabado perfecto, suave, que transmita sensaciones al tacto», apunta. Y eso que Ventura apenas trata posteriormente la madera pulida, «en algunos de los casos les aplico unas ceras coloreadas, un aceite, cera natural pero nunca barniz porque no tiño nada, aunque eso no quiere decir que en el futuro quizás lo haga», subraya.