El grupo Manel actúa esta noche en el parque Reina Sofía en el Concert de la Terra, que se iniciará a las 21,30 horas con 4 de Copes y Quin Delibat!

Inmersos en una gira maratoniana para presentar su segundo disco, 10 Milles per veure una bona armadura, el grupo barcelonés Manel aterriza en Eivissa «con mucha ilusión», según el cantante Guillem Gisbert, para participar hoy, a partir de las 21,30 horas, en el Concert de la Terra que se llevará a cabo en el parque Reina Sofía. El grupo, integrado por Arnau Vallvé, Martí Maymó, Roger Padilla y el cantante Guillem Gisbert será el plato fuerte de una velada que comenzará con la actuación de los formenterenses 4 de Copes y los ibicencos Quin Delibat!.

-¿Está siendo muy dura la gira de su último disco?
-Ahora llevo tres o cuatro días en casa, bastante tranquilo. No me puedo quejar. Acabo de mudarme y he agradecido muchísimo estos días porque tengo la casa hecha un desastre y estoy aprovechando para colocar trastos (risas).

-Ahora que está descansando, ¿se ha parado a reflexionar sobre el 'fenómeno Manel'?
-Bueno, no te creas que le dedico mucho tiempo a reflexionar. En el fondo, cuando alguien hace algo que tiene una vocación pública, ya sea un libro, una película o un disco es que funcione y le llena de alegría porque eso significa que el objetivo está cumplido. Parece que este segundo disco, teniendo en cuenta que el primero fue bien y no estábamos muy seguros de si funcionaría o no, ha ido mucho mejor de lo que pensábamos. Esto, lógicamente, es una alegría pero tampoco es algo en lo que piense mucho.

-¿Cómo os sienta la etiqueta de 'grupo que ha revolucionado la música en catalán'?
-Bueno, esto no acabamos de verlo muy claro. No creemos que hayamos sido ninguna revolución ni que la música en catalán se haya revolucionado. Simplemente, hace diez años se hacían unas canciones y ahora se hacen otras.

-No le quite importancia al hecho de que han llegado al número 1 de Itunes en toda España...
-Esto es un dato un poco tramposo porque, somos conscientes de que esas ventas, aunque existen, se produjeron en el territorio de habla catalana. Leímos titulares como 'Manel, número 1 de España' y, bueno, sí, esa semana fuimos los que más vendimos pero en un territorio limitado.

-Pero han actuado fuera de Cataluña y el éxito ha sido innegable.
-Sí, sí, la verdad es que han ido bastante bien. Hemos actuado en Madrid, en Bilbao, en Zaragoza, en Valencia incluso en Canarias. En este sentido estoy muy contento con como está yendo la gira hasta ahora.

-¿Cómo definiría el estilo de Manel?
-No lo sé. Digo pop en el sentido genérico de canción popular. Siempre que me preguntan esto salgo por la tangente (risas). Desde el principio ha sido algo muy complicado porque, en realidad, nunca hemos tenido una conversación estilística. Hacemos lo que buenamente podemos, lo que nos funciona pero pop folk no me desagrada. Las etiquetas para definir nuestro estilo me resultan limitadoras.

-¿Hay muchas discusiones a la hora de decidir qué camino tomar en una canción?
-Sí, sí, porque somos cuatro personas, cada una con un criterio y a veces cuesta ponerlo en común pero siempre optamos por el consenso, más que por la democracia. Al final, esto de hacer canciones y subir a un escenario es algo bastante violento y, si no estás completamente de acuerdo con lo que haces, debe ser bastante desagradable. Es normal que en el proceso creativo haya varias líneas pero creo que el resultado mejora a raíz de este diálogo.

-Como letrista del grupo, ¿sigues alguna pauta para componer o te dejas llevar por las musas?
-A veces todo empieza por una temática concreta a la que le das vueltas para ver desde donde la puedes 'atacar', a veces surge una frase que vas estirando. Es un poco aleatorio. No es tanto una cuestión de inspiración o de un brote romántico sino de trabajar poco a poco. Para mí, escribir letras es algo muy artesanal.

-¿Qué historia esconde el título de vuestro disco?
-Es una frase que teníamos guardada desde hace tiempo. Es parte del diálogo de una adaptación de Kenneth Branagh de la obra de Shakespeare Mucho ruido y pocas nueces. En la película hay un caballero, que vuelve de la guerra con un amigo suyo muy cínico. El personaje, el joven Claudio, se enamora de la bella Hero. En el parlamento, su amigo le dice: «Cuando nos conocimos, tú hubieras cabalgado diez millas para ver una buena armadura y, en cambio, ahora prefieres quedarte escuchando el sonido de los violines». Algo así. Es sólo una historieta simpática, no vamos por la vida diciendo que somos grandes lectores de Shakespeare.