José Vázquez (Cuba, 1951) se define a sí mismo como «una mutación inexplicable» en su familia. Justo antes de la toma de poder de Fidel Castro, él y sus padres se mudaron a vivir a Estados Unidos. Sus progenitores, médicos de profesión, no tardaron en establecerse en Chicago, donde, a pesar de que les gustaba el 'Cha cha cha' y no tenían ningún tipo de formación musical, pudieron permitirse que su hijo recibiera clases de violín y potenciaron su talento, acudiendo junto a él a conciertos de música clásica. «Mi disco preferido, con cinco años, era el Concierto de Beethoven», recuerda. Esta noche, ofrecerá el concierto inaugural de la VII edición del Curs de Música Antiga junto a los profesores que participan en él y que se celebrará a las 22 horas en el hotel Palladium (Platja d'en Bossa).

-¿Cuál es el origen de su afición por el violín?
-Yo quería tocar el violín desde pequeño pero no era posible por falta de recursos. Tuve la oportunidad de empezar, con 12 años, a recibir clases en una escuela de Chicago. Toda mi vida he tocado este instrumento, con el que sigo a día de hoy. Cuando entré en la Universidad, empecé a interesarme por la viola de gamba.

-¿Cuál es el repertorio que van a presentar?
-La serie de conciertos que vamos a presentar se llama Música para príncipes, reyes y emperadores. Vamos a tocar música de todas las cortes europeas. En concreto, en el de hoy presentaremos una serie de temas dedicados al rey Luis XIV de Francia. Durante el ciclo incluiremos música de otras cortes.

-¿Cómo inició su colección de instrumentos antiguos?
-Fui nombrado profesor de la Universidad de Viena en 1982. Fue entonces cuando comencé mi colección de instrumentos antiguos. Ahora tengo una colección única en el mundo. Me gustaría tener un proyecto museístico para mi colección y me gustaría que fuese en España, pero necesito el apoyo de las autoridades o de entidades privadas que estén interesadas en traer este patrimonio. Mis abuelos eran españoles y siempre me ha hecho ilusión que mi obra esté aquí. El violín es una pasión. Eso es algo que te dirá cualquier violinista.

-¿Qué piezas componen este patrimonio?
-Son unas 200 piezas que están datadas entre 1560 a 1800, aproximadamente. Todas están restauradas y preparadas para ser tocadas. Esta es la única colección en el mundo de la que se puede decir esto ya que, hay muchos instrumentos en museos que no están restaurados, están desperdiciados y no se permite que los músicos los toquen.

-No es el caso de su colección...
-Es un patrimonio viviente.

-¿Cuál es la diferencia entre tocar un instrumento antiguo y uno moderno?
-Para un músico, trabajar con instrumento de alta calidad no sólo es un placer sino que es una manera de aprender. Te permite saber cómo se tiene que tocar la música antigua, algo que no consiguen los instrumentos modernos. La sonoridad de un instrumento histórico es algo incomparable. A mí me gusta que estén a disposición de la gente, de los alumnos y de los fabricantes de instrumentos. Los lutiers que han visitado la colección permanente, que se expone en el castillo de Duino (Italia), se han dado cuenta de que la posibilidad de medir los instrumentos para fabricar otros nuevos, no es posible en la mayoría de museos del mundo. Sin embargo, pueden venir a mi casa, tomar medidas, fotografías y copiarlos. Yo opino que la vida es demasiado corta y, si uno tiene instrumentos antiguos, tiene que tocarlos.

Recursos escasos
«Desde que llegué a la Isla por primera vez me enamoré de su arquitectura, que me recordaba a la de la Cuba colonial, su clima, mucho más agradable que el de Viena o Suiza y el mar, que forma parte de mi vida», aseguraba ayer Vázquez que, a pesar de que los recursos económicos son escasos, sigue apostando año tras año por ofrecer esta formación a los músicos ibicencos. «La región mediterránea está muy dotada musicalmente», asegura el cubano, que añade: «Los alumnos que han venido siempre quieren repetir».
Este año, el curso ha incorporado las asignaturas de coro, en la que los cantantes pueden interpretar piezas de Bach, entre otros compositores, y danza barroca.