«Esta es una exposición muy cuidada y muy preparada. Aunque por motivos personales no pudo realizarse en su momento, por fin ha llegado la hora de que vea la luz», explica el artista uruguayo Julio Bauzá sobre la exposición que se inaugura el próximo viernes, 23 de septiembre, a las 20 horas en Can Tixedo Art Café (Ctra. Sant Rafel - Santa Agnès). Bauzá regresa al panorama artístico con una colección de cuadros y esculturas que homenajean la obra del artista suprematista Kazimir Malévich.
La homogeneidad de la exposición puede apreciarse en los elementos que consiguen unir las obras que cuelgan en las paredes con las piezas escultóricas. «Es muy diferente a todo lo que había hecho hasta ahora pero sigue habiendo un cierto hilo conductor que no se ha perdido», apunta Bauzá, que añade, «todas tienen algún pequeño detalle de collage que conecta con mi obra anterior y, además, aplico los principios del suprematismo, con lo que rindo homenaje a Malévich». El pintor ruso es una de las referencias de Bauzá, que hace patente su influencia con la incorporación de la geometría a sus obras.
Planteamiento
«Dentro de mi obra de escultura he hecho muchas obras dedicadas a la tauromaquia pero nunca planteo nada en ellas y dejo la interpretación a cada espectador», señala el artista al hablar del monolito atravesado por dos cuernos de toro de los que brota algo de sangre. Bauzá reconoce que el mundo de los toros le atrae desde hace muchos años pese a que jamás ha asistido a una corrida de toros.
Sus esculturas están formadas por monolitos a los que incorpora diferentes formas como elementos naturales, maderas encontradas en las playas o incluso partes del casco de un barco que, poco a poco, incorpora a sus creaciones. La aplicación de elementos externos constituye el homenaje suprematista pese a que, Bauzá, a diferencia de Malévich los ha aplicado volumétricamente. «Estas piezas son realmente plásticas ya de por sí así que, metidas en determinados contextos ofrecen una calidad increíble», asegura este creador, afincado en Eivissa desde 1976.
Todos los elementos de esta muestra contienen pequeños monolitos, unas líneas colocadas de manera paralela y que el artista vio por primera vez en los frescos de las tumbas de los faraones egipcios. «Esta es la representación que ellos hacían del mar y se la he puesto a todas las obras, dado que estamos en una isla, rodeados de mar», relata Bauzá sobre este elemento que dota a la colección de una enorme unidad.
Ese uso suprematista de los volúmenes y las formas también se aplica a los cuadros donde la profundidad y el relieve sirven para que las sombras que arrojan las piezas bajo una luz determinada permitan al espectador una visión diferente en distintas ocasiones.
El material principal tanto en las esculturas como en los cuadros de esta serie es el tablero de madera y que, de nuevo supone un nuevo paso en su carrera creativa tras haber trabajado durante muchos años con el hierro como material principal.

Creatividad incesante
La creatividad es aprovechar los cambios de planteamiento que surgen y darles rienda suelta», explica el artista que, tras esta serie, ha completado otra, que todavía no ha visto la luz y cuyo planteamiento es, de nuevo, distinto a la que presenta ahora» a la espera de que una sala confirme que acogerá su próxima muestra.
Bauzá, es Doctor en Arquitectura por la Universidad de Montevideo (Urugay) y posee un estudio en Sant Rafael desde años. Con anterioridad su obra se había podido contemplar, en exposiciones individuales, en toda la Isla. Ha participado en más de treinta colectivas, que han llevado su obra por toda España.