El músico alemán Joachim Kühn publicará próximamente su disco 'Free Ibiza', dedicado a la Isla en la que reside desde hace dieciocho años | Marco Torres

Entrar en casa de Joachim Kühn se parece mucho a adentrarse en un museo abandonado, en el mejor de los sentidos posibles. En la terraza cuelgan del techo las creaciones del artista con los desfasados discos digitales que nunca llegaron a popularizarse en los ochenta. Decenas de cuadros, obra del propio músico, se agolpan en el piso inferior, entre discos y revistas de música. El piso superior está presidido por un impresionante piano de cola negro que le quita protagonismo al conjunto de percusión situado a su lado. Sin embargo, lo que más llama la atención son los miles de cds y centenares de discos de vinilo que Kühn mantiene en una suerte de caos ordenado.
Desde hace 18 años, la impresionante vista de ses Salines y es Codolar que observa desde su terraza inspira a este virtuoso músico. Ahora, ha decidido expresar su gratitud hacia la Isla de la mejor forma posible. Su disco Free Ibiza, que pertenece a la colección Jazz and the city, recoge dieciséis canciones compuestas especialmente para Eivissa. El disco saldrá a la venta en Francia el 13 de octubre y aún no está prevista la fecha de lanzamiento en España pese a que el día 3 de diciembre interpretará algunas piezas en la Fundación Juan March de Madrid.

-¿Qué significa la Isla para usted?
-Es mi hogar ahora. Tras dieciocho años me siento tan a gusto que siempre digo que no me marcharé nunca. No busco nada más, ni deseo estar en otro lugar. Mi sueño de vivir en una isla preciosa se ha cumplido.

-¿Fue quizás ese sentimiento el que le llevó a iniciar este proyecto?
-Efectivamente. Me reuní con el productor Jean-Jacques Pussiau y me habló del proyecto Jazz in the city. Pianistas de todo el mundo les dedicaron sus discos a París o a Nueva York. Cuando me preguntó a qué ciudad se lo dedicaría no dudé ni un instante en contestar que a Eivissa. Quería titularlo Free Ibiza porque es el único lugar en Europa que aún es un poco más libre que el resto. Además yo me siento así, soy un artista libre, me gusta tener aquí la libertad para trabajar y hacer lo que me gusta. Es así de simple.

-¿Qué deben esperar los oyentes de este disco?
-Cuando lo escuchas puedes ver frente a ti la belleza de Eivissa o puedes recordar a un gran amor. Es un disco muy positivo. Eivissa ha sido muy buena para mí en términos de inspiración. He escrito mucha música aquí. Me basta salir a la terraza y ver ses Salines para componer, no necesito un instrumento. De hecho, lo normal en mí es componer sin un instrumento porque así fue como lo estudié. Hoy en día, la tecnología ha convertido el arte de componer en otra cosa. Yo no tengo ordenador en casa, jamás he tocado uno, no tengo móvil, ni televisión. Prefiero ser moderno en la música, en el arte y seguir siendo tradicional en otros aspectos.

-¿Se siente cómodo al afrontar un proyecto como este de piano solo, o prefiere trabajar, por ejemplo, en trío, una de sus formaciones más recurrentes en los últimos tiempos?
-Me gusta todo. La música es ilimitada. Por supuesto, cuando tocas solo no tienes que preocuparte por otra persona y puedes ser tú mismo realmente, mientras que cuando tocas con un grupo tienes la posibilidad de compartir y te da nuevas ideas a la hora de interpretar. ¿Cómo puedes elegir entre una cosa y la otra? Se trata de elegir entre tu música o la música de tus amigos, la música que amas. Si te gusta tocar algo es genial si lo haces sólo, en trío o en orquesta.

-¿Tiene pensado presentar este disco en Eivissa?
-De momento no tengo ninguna ambicion de tocar en la Isla. Por supuesto no me importaría si alguien pudiera conseguirlo. Además soy consciente de que las tiendas de discos en Eivissa son muy limitadas y cuesta encontrar cosas interesantes. Esto no tiene nada que ver con la música de discoteca por la que Eivissa se ha ganado una reputación, esto es una obra de arte en la que he reflejado todas mis emociones y mis sentimientos.

-¿Ha dedicado mucho tiempo a este trabajo?
-Nunca trabajo demasiado tiempo en un cd. Normalmente le dedico tres meses muy duros encargándome de componer y de que quede exactamente como quiero.

-En la edición 'deluxe' de una de sus colecciones de cds se incluyen reproducciones de cuadros suyos en una serie limitada a cien copias. ¿Qué relación ve entre su yo musical y su yo pictórico?
-La conexión entre ambos aspectos es total porque pinto mi música. Al principio, pintaba cosas más concretas y con el tiempo se convierte en una obra más abstracta. Algo parecido le ocurrió a mi música. Mi formación comenzó con la música clásica, la tradición. Uno de mis compositores preferidos es Bach. Puedo improvisar con cualquier estándar y convertirlo en free jazz (risas). Ahora veo ambos aspectos como un conjunto.

-Este año su actividad casi puede considerarse de frenética. El disco dedicado a Eivissa, el dúo junto a Archie Shepp en 'Wo!Man', conciertos alrededor del mundo, ¿cómo lleva todo este ajetreo?
-Es muy fácil. Todo lo que no me gusta hacer, lo dejo en manos de otra gente. Invierto mi dinero de manera consciente con el fin de poder apartarme del negocio. No me gustan los negocios, no tengo talento para ellos y no me interesan. En realidad mis intereses ahora mismo son bastante limitados.

-Para algunos críticos usted es un exponente del free jazz, mientras que otros prefieren definirle como vanguardista, ¿con qué definición se siente más cómodo, si es que lo está con alguna de ellas?
-Soy un artista, en general. Me gusta ser moderno. He tocado exclusivamente free jazz durante cinco años y jazz desde que empecé en el 65 hasta el 70. Pero he estudiado música clásica, he hecho dixieland. Recuerdo que desde los 9 años he sabido que quería ser músico de jazz como mi hermano. Con ocho años él me llevó a un concierto del quinteto de Chet Baker y me fascinó. De pequeño solía decir que quería ser trompetista porque me encantaban Chet Baker y Louis Armstrong, excepto cuando cantaba (risas). Me gusta mucho el free jazz cuando se toca muy bien como lo hacía John Coltrane.

-¿Tiene pensado publicar el concierto que ofreció en 2009 en el Eivissa Jazz?
-No. No puedes sacar un disco de cada concierto. Tengo tantos cds que no tengo tiempo de escuchar mis trabajos anteriores. Cuando algo se publica me aseguro de que está todo bien tras la mezcla y la masterización y no vuelvo a escucharlo nunca.

-Su carrera ha pasado por diversas etapas, desde sus primeros tiempos en Alemania y París o su paso por EE UU. Ha colaborado con figuras fundamentales del jazz, ¿de qué manera enfoca su carrera actualmente?
-No hago demasiados planes. Desde que vivo en Eivissa tengo la oportunidad de improvisar, también en mi vida diaria. Y ya que no tengo que hacer nada que no me gusta, considero que la verdadera libertad es tener el lujo de improvisar en cada momento y de hacer exactamente lo que te apetece, como en la música, y poder mantener esto a largo plazo.