Francesc Xavier Torres Peters (izq.) momentos antes de comenzar a impartir su conferencia en Formentera.

El canónigo de la catedral de Eivissa, Francesc Xavier Torres Peters, es partidario de que se lleve a cabo una profunda investigación histórica y arqueológica alrededor de lo que fue el Monestir de Santa Maria de la Mola que se fundó, probablemente, en 1246 y que desapareció en circunstancias no suficientemente detalladas en 1298, cuando sólo quedaban tres monjes en el mismo.
En una conferencia que llevó a cabo dentro de las Jornades de Cultura Local Joan Marí Cardona, Torres Peters expuso un conjunto de estudios y descubrimientos realizados a lo largo de varios años sobre la historia de este centro religioso. El monasterio en cuestión ha dado nombre a una de las grandes vendas en las que se divide la isla, la Venda des Monestir porque ahí estuvo localizado el templo que comenzó, según Torres Peters, «como una concesión a ermitaños agustinos y posteriormente se convirtió en un pequeño monasterio».
En las investigaciones llevadas a cabo por el canónigo, la primera concesión de tierras a los ermitaños data de 1246 y fue hecha por Guillem de Montgrí. Once años más tarde sería Jaume I el autor de una segunda concesión y la última, de nuevo de Guillem de Montgrí un año más tarde, en 1258. De esta manera, los frailes agustinos los amos de toda la Mola y de una cuarta parte indivisa de los frutos y otras recolectas que se obtenían en Formentera. «De todas maneras jamás fue un monasterio grande -subraya el canónigo de la catedral de Eivissa-, no hubo tiempo para que la comunidad creciera y es por eso que, cuando se clausuró el convento, se supone que en 1298, sólo quedaban tres monjes en el mismo».
Para Torres Peters «es muy importante investigar el lugar en el que estuvo el monasterio que dispuso de oratorio, iglesia y una fortaleza de refugio ya que, se trataba de una zona fronteriza con la denominada zona de Barbaria» que da nombre al cabo de la isla que es el punto más al sur de las Balears.
Demostración
Como en todo trabajo de investigación, apunta Torres Peters, hay que avanzar de la mano en cuestiones históricas y arqueológicas ya que «la historia no debe demostrarse sólo sobre el papel y la arqueología confirma, matiza o desmiente aspecto que se dan por ciertos». Los restos del antiguo monasterio están claramente delimitados sobre el terreno aunque como explican muchas personas, en la Mola, «hay muchas casas o paredes que están hechas con las piedras de los muros del monasterio» y por eso hay cierto rechazo a que se excave e investigue en propiedades particulares.
Para Torres Peters ese es un problema que hay que enfrentar de forma clara «toda propiedad es privada hasta cierto punto y yo soy el primero en considerar que debe investigarse un monasterio que es un testimonio histórico de gran valor para Formentera, y deben recuperarse el máximo de elementos que pertenecieron a él».