Jordi Ledesma se estrena como novelista con esta historia centrada en el mundo del narcotráfico.

''Narcolepsia' es el título de la novela que el escritor Jordi Ledesma (Tarragona, 1979) presentó ayer en la librería Hipérbole de Vila, un libro con el que debuta como novelista y que se centra en el mundo del narcotráfico y en la idea de, explica, cómo una persona más o menos normal podía convertirse en un capo de la droga a nivel internacional. Y para ello nos cuenta la historia de Julio, un joven que, en su ascenso en el lado criminal de la vida, realiza una importante parada en Eivissa.

«Esta es la primera novela que publico, aunque tengo algún intento anterior guardado en un cajón», menciona Ledesma, quien ya cuenta con un libro de poesía que autoeditó en el año 2003.

—¿Cómo se decidió a ambientar su primera novela en el mundo del narcotráfico?

—Soy lector de novela negra, aunque más de la que se centra en la denuncia social, no tanto en la puramente policíaca. Quería averiguar cómo una persona corriente podría ser un traficante internacional. Investigué bastante buscando acercar el relato a la realidad.

—¿Cómo se documentó?

—He hablado con gente metida en este munto. Tengo mis fuentes, pero también he leído mucho, he visto documentales o información por internet. He procurado contar con testimonios de gente que se dedica a esto, pero también de la policía. La historia propiamente dicha la tenía tramada, pero quería que los detalles fueran reales y creo que esa es una de las virtudes de la novela. Además, tuve la suerte de conocer a un señor mayor que había trabajado para el Cartel de Medellín, de hecho no puede volver a Colombia. Él me indicó dónde mirar para ver como se desarrollan las redes internacionales de tráfico de drogas.

—¿Y por qué situó parte de esta trama en Eivissa?

—Creo que Eivissa es un sitio donde hay mucho movimiento de noche, como en otras poblaciones de la costa. Había estado en la isla en los años 1998 y 1999, que es la época que precisamente se narra en el libro. Sobre por qué escogí Eivissa creo que fue porque me pareció bastante creíble que un grupo de Barcelona, que cualquier mafiosillo se fijara en la isla para ver su capacidad para vender droga.

—¿Y su visión de la isla se corresponde con su experiencia directa?

—Los ambientes y lugares son los que más o menos viví en su día y luego he ido leyendo e informándome sobre Eivissa. Por otra parte, no quería que nadie pudiera verse reflejado directamente en el libro, pero sin dejar de estar basado en la realidad.

—¿Cree que la imagen de la relación entre la droga y Eivissa es real?

—Creo que está un poco sobredimensionada, pero el hecho de que la gente que la visita sea de un poder adquisitivo alto lo facilita. La droga se paga más cara y se juntan millones de personas que pueden ir de fiesta de sol a sol y lo uno lleva a lo otro. El volumen de droga va condicionado por el volumen de gente.

—¿Y la otra isla?

—En el libro el personaje de Sandra le enseña al protagonista esa otra isla, la otra cara, la más tranquila.

—Su primer libro, de poesía, fue autoeditado. ¿Es una buena opción para los escritores?

—La autoedición es una opción de tener lectores sin tener que preocuparse sobre quién va a publicar tu libro. Es una buena experiencia, pero también es muy limitada, porque los libros solo están donde tú los llevas.

—¿Y el libro electrónico?

—Hoy por hoy no es una opción económica que dé mucho beneficio, pero hay que trabajar en la dirección de algo que una a escritores, editores y lectores. No uso libros electrónicos, aunque entiendo que es el futuro.