Los actores Natasha Prokhorova y Manuel Huedo

Manuel Huedo tiene 18 años y Natasha Prokhorova 17. Con esta edad ya han experimentado lo que es recibir un premio de interpretación por su trabajo en 2011 en la obra El álbum familiar, una producción de Musicaldansa bajo la dirección de Nadia Banegas. El pasado sábado, los dos jóvenes actores, junto a su directora, acudieron al colegio Santa Mónica, en Palma, para recoger las menciones concedidas en la fase autonómica de los premios nacionales Buero de Teatro a las mejores interpretaciones masculina y femenina y a la mejor labor didáctica y de implicación en la categoría no escolar.

«Fue increíble —exclama Prokhorova al referirse a la ceremonia del sábado—. Estamos orgullosos de nuestro grupo, no de nosotros, porque sin ellos no habríamos ganado nada». Una idea que reafirma Huedo, para quien «detrás de las menciones está el trabajo de un grupo entero durante muchos meses; aunque la mención es individual, el trabajo en equipo ha sido increíble y la dirección también».

Las menciones recibidas culminan un montaje que para Huedo «fue muy difícil». «Fue muy emocional —recuerda Prokhorova—, porque la obra es complicada psicológicamente y contiene mucho simbolismo». Una dificultad que resolvió su directora, en opinión del joven actor, «al montarla muy bien para el público, para que todo fuera comprensible y no resultara pesada».

Los dos actores resaltan el trabajo de Banegas al frente de Musicaldansa al destacar la libertad con la que les permite afrontar sus personajes. En este sentido, la actriz cuenta que al trabajar el personaje les anima a buscar en su propio interior, en sus sentimientos. «Desde ahí —reflexiona— la actuación tiene más calidad, porque lo sientes. Nadia deja que lo entiendas por ti misma». «Trabajar con ella es una maravilla —añade Huedo—, porque te da mucha tranquilidad y hace que confíes en ti mismo, deja que pruebes cosas. Te da libertad, pero es la directora y si hay algo que no le gusta también te lo dice».

¿Y el futuro? Huedo lo tiene claro: «Quiero dedicarme a la interpretación. Sé que es muy complicado, muy difícil, pero es tan bonito que hay que intentarlo y dentro de dos años espero estar estudiando Arte Dramático en Barcelona».

Mientras, Prokhorova manifiesta su amor por el teatro —«siempre va a estar presente en mi vida, como sea. Bien con clases o en un grupo, aunque sea montado por mi familia», bromea—, pero aún no ha decidido si su trayectoria vital transcurrirá en el terreno profesional por esos caminos.