El arquitecto, que residió durante muchos años en Eivissa, nunca ha roto el lazo con la isla.

La sexta edición de los Premis Arquitectura 8:11 d’ Eivissa i Formentera de este año han concedido por primera vez un galardón a la trayectoria profesional, reconocimiento que en esta ocasión ha destacado el trabajo del catalán Raimon Torres Torres (Barcelona, 1934) «por su aportación a la cultura arquitectónica y urbanística de las Pitiüses». Aunque el arquitecto no pudo estar presente en la entrega de premios celebrada el pasado viernes en el Conservatori d’Eivisssa, se leyó en su nombre una carta de agradecimiento en la que recordaba los años vividos en la isla y daba algunas pinceladas de lo que fueron algunos de sus trabajos arquitectónicos más destacados.

Torres rememoró la fascinación que le produjo a su llegada la arquitectura de las casas ibicencas: «Verlas de cerca, con su gente, pisar aquellos campos de tierra roja, los campos de cultivo, su ordenación, los muros de piedra seca, todo integrado en aquel paisaje armonioso, me fascinaba», recordó en unas palabras leídas por el compañero arquitecto Elías Torres.

Licenciado en 1960 por la Escuela Superior de Arquitectura de Barcelona, Torres se instaló en Eivissa en 1961 y residió en la isla hasta 1976. En esos años proyectó y construyó distintos edificios, escuelas, hoteles (Hotel Corso, Hotel Cartago, Hotel Galeón), así como viviendas unifamiliares, algunas de ellas en colaboración con el arquitecto Erwin Broner. En referencia a su trabajo, el galardonado destacó la construcción de «algunos hoteles en unos años de euforia donde se permitía edificar sin planeamiento y otros parámetros paisajísticos y medioambientales. Hoy, 50 años después, eso no sería posible», remarcó. Torres también dedicó unas líneas a hablar de los planes urbanísticos que en aquella época le encargaron el Ayuntamiento de Eivissa y Formentera y que se quedaron en el cajón, y la sorpresa que aquello le produjo. Ni el Plan Parcial de Reforma Interior del casco urbano de Eivissa (1974), que supuso dos años de trabajo, ni el Planeamiento de la isla de Formentera y Espalmador (1975), «que abordaba el desarrollo de una forma global proponiendo un crecimiento de la isla a partir de sus recursos naturales y una ordenación controlada del desarrollo turístico», fueron aprobados. El proyecto que sí vio la luz fue el encargado por el Ayuntamiento de Eivissa sobre la Reforma Interior PEPRI de sa Penya, la Marina y Vara de Rey, que fue aprobado en 1992 y del que ya se han llevado a cabo algunas actuaciones.