Hasta su jubilación, Bartomeu Escandell ejerció como profesor de Historia; sin embargo, su extraordinaria labor como investigador no la abandonó mientras le acompañaron las energías.

El pasado viernes 19 los ibicencos perdieron no sólo al primer catedrático de Historia que ha dado Eivissa a la Universidad española, sino también a uno de los grandes intelectuales nacidos en esta isla. Tras el fallecimiento de Bartolomé Escandell Bonet a los 88 años de edad, queda ahora su legado, sus numerosos trabajos de investigación histórica, una labor que no abandonó a lo largo de toda su vida, que desarrolló en paralelo a su carrera docente y en la que Eivissa y Formentera tuvieron un importante papel. Las casi 3.000 páginas que conforman los cuatro volúmenes de una de sus obras más ambiciosas, Ibiza y Formentera en la Corona de Aragón, la redacción, junto con 400 académicos del primer Diccionario Biográfico e Hispánico o la dirección de la Historia de la Inquisición en España y América son sólo algunos ejemplos del legado que ha dejado Escandell.

El historiador ibicenco Antonio Ferrer Abárzuza, quien además redactó la entrada que la Enciclopèdia d’Eivissa i Formentera dedica al historiador, se muestra agradecido a un hombre que tanto aportó en vida al estudio historiográfico de las islas. «Le estaremos citando durante muchos años, porque en los tiempos que corren dudo que haya otra persona que haga una obra así, se hacen cosas pequeñas y concretas, pero no un gran trabajo como el suyo, que no es solo de síntesis sino que también analiza fondos nuevos», matiza.

«Merece un reconocimiento»

Por su parte, la directora de la biblioteca de Can Ventosa y también historiadora, Fanny Tur, se queda, de entre toda su obra, «con el estudio que hizo sobre las murallas renacentistas, ya que fue el primero, juntamente con el de Antoni Costa Ramon». Tur destaca un legado de «tantos años dedicados a la historia de Eivissa, desde el siglo XIII al XVIII, ha hechos aportaciones importantes y ha dado una visión muy concreta y al margen de que con algunos apuntes esté más o menos de acuerdo, merece un reconocimiento», precisa.

Doctor por la Universidad de Madrid con Premio Extraordinario Nacional, amplió estudios en París, Bruselas y Estrasburgo. Posteriormente accedió por oposición a la docencia oficial y profesó en las universidades de Salamanca, Oviedo, Valencia, Complutense de Madrid y Alcalá de Henares. A lo largo de su carrera fue también profesor en Pennsylvania State University y del Mary Baldwin College de Staunton (Virginia) y ejerció destacados cargos en distintas universidades e instituciones. Especialista en la figura del Cardenal Cisneros, Bartolomé Escandell es considerado asimismo una autoridad en Historia Inquisitorial, que ya fue el tema de su investigación doctoral. Orgulloso de sus raíces, el doctor Escandell fue miembro del Institut d’Estudis Eivissencs y Correspondiente de la Real Academia de la Historia por Ibiza. Su labor fue reconocida con numerosas distinciones, como la Orden de Alfonso X el Sabio, la Medalla de Oro de Sant Jordi y, más recientemente, la Medalla de Oro del Consell d’Eivissa, una ilusión que pudo ver cumplida antes de su muerte. «Fui uno de los que informé favorablemente sobre la concesión de la medalla, y creo que era algo que él esperaba y merecía porque, ya jubilado y viviendo en Madrid, podía haberse desligado de su isla, pero no lo hizo», añade Ferrer Abárzuza.

El historiador opina que junto a otros ibicencos como Isidor Macabich o Joan Marí Cardona, con él se completó la historia de Eivissa. «Es una manera de decir, hasta el siglo XX y desde el siglo XVII esto es lo que sabemos de historia de Eivissa», concluye.