Es muy posible que su nombre no sea muy conocido por el gran público, pero el pintor Zao Wou-ki, fallecido el pasado miércoles en Suiza a los 93 años de edad, estaba considerado como uno de los maestros chinos de la pintura abstracta y sus obras se cotizaban por millones de euros en las subastas internacionales. A lo largo de los últimos cuarenta años, este artista nacido en Pekín en 1921 convirtió la isla de Eivissa en su refugio personal, estableciendo su residencia entre nosotros en la urbanización de Can Pep Simó, en Jesús, donde vivía en una de las viviendas diseñadas por el gran arquitecto Josep Lluís Sert.

Zao Wou-ki nació en China, pero en el año 1948 abandonó su país natal antes de que el comunismo irrumpiera en todas las estructuras del estado y fijó como destino el continente europeo y, más concretamente, la ciudad de París, una de las mecas artísticas y donde comenzó a asimilar la influencia de prestigiosos nombres del panorama de las artes, como Paul Klee, Joan Miró o Alberto Giacometti. Pese a su arraigo en Europa, fue en EE UU dónde trabó amistad con algunos expresionistas abstractos, como Kline, Marca-Relli (otro artista con puntos de contacto con Eivissa), Gottlieb o Hoffman y protagonizó su primera exposición individual ya en el año 1959.