La directora Patricia Ferreria, en una imagen de archivo. | Nacho Gallego - EFE - EFE

Patricia Ferreira es la directora de Los niños salvajes, la película con la que hoy (22,00 horas, Escoles Velles de Sant Josep) se cierra el ciclo Mujeres de Cine, un proyecto impulsado por el Ministerio de Cultura. La realizadora, que viajará hoy a la Isla para presentar el largometraje y mantener un coloquio posterior con los espectadores, estudió Ciencias de la Imagen y Periodismo en la Complutense de Madrid y en su haber cuenta con largometrajes como Sé quien eres, El alquimista impaciente o Para que no me olvides y documentales como Señora de o El secreto mejor guardado, incluido en El mundo a cada rato.

—¿Hasta qué punto son necesarios ciclos de este tipo?

—Siempre son necesarios los ciclos que llevan películas a lugares donde ya no hay salas de cine. Además, que este ciclo se dedique a llevar películas dirigidas por directoras me parece doblemente necesario, porque sí que es verdad que son películas menos conocidas.

—Usted comenzó como crítica de cine.

—Sí, pero duré muy poquito. Trabajé escribiendo en una revista y en la radio un par de años pero quería ir directamente a la dirección.

—¿Qué conocimientos le aportaron esos dos años?

—Creo que me ha aportado mucho más conocimiento, antes y después de esos dos años, el cine que he visto sin tener la obligación de tener que hablar de él. Fue una ocupación laboral como otra. Lo que ayuda a entender de cine, a aprender y a llegar un día a dedicarte a ello es ver películas. Tanto si después te dedicas a escribir de ellas como si te dedicas a comentarlas con los amigos.

—Su primera película fue ‘Sé quien eres’, que irrumpió con fuerza tanto a nivel de crítica como en nominaciones en los Goya, que incluyeron la de mejor dirección novel. ¿Qué recuerdos tiene de ese proyecto?

—El recuerdo fundamental es que supe que esa iba a ser mi primera película cuando tuve el guión en las manos. Me di cuenta de que ese guión iba a conseguir abrirse camino en la dificultad de llevar a cabo un proyecto cinematográfico. La sensación de poder decir: ‘Ahora sí, tengo entre las manos un guión con el que puedo convencer a inversores y productores para sacar adelante un primer largometraje’.