El bailarín Antonio Márquez, junto a su compañía, ha sido una de las sensaciones este verano en los BBC Proms que se desarrollan en Londres. Tras su actuación junto a la Orquesta Filarmónica de la BBC en el Royal Albert Hall, que mereció encendidos elogios por parte de la prensa británica, se presentó hace pocos días por sorpresa en la Isla, necesitado, como él mismo reconoce, de estar rodeado por su familia. Uno de sus hermanos, Darío, confiesa que alguien llamó a la puerta del hogar familiar y al abrir la puerta allí estaba el bailarín, quien hace cuatro años especuló con la posibilidad de dejar los escenarios y al que el destino parece ponerle «trabas», confiesa, para que no pueda hacerlo aún. Su objetivo, seguir disfrutando de la danza y no caer en la espiral de presión que casi le aparta de ella y que durante tres años le ha mantenido como docente en su escuela de Villaviciosa de Odón. Animado por sus alumnos y una nueva compañía formada por gente joven, Márquez lleva varios meses aportando de nuevo su saber en la danza, pasando por Turquía, Jerez y Londres, entre otros escenarios.

—Los Proms de Londres han sido como un regreso espectacular tras su ausencia de los escenarios durante tres años.

—He estado tres años y pico retirado de los escenarios, aunque he bailado como hobby, por amor y por cariño, como hago ahora, que es bailar cuando me apetece. He estado muchos años con presiones muy fuertes, como las vividas con mi compañía, así que este tiempo me lo he tomado para ayudar a la genta en mi escuela de Villaviciosa de Odón (Madrid). En esa época fui a Turquía a bailar una parte de El Sombrero de tres picos con La Farruca y acompañados por una orquesta en un festival en Estambul. A raíz de aquello fui saliendo un poco al escenario y quienes estaban como alumnos y oyentes en la escuela se animaron, me animaron a mí. Entonces vi una cosa diferente a cuando llevaba la compañía, diferente a aquella presión, cuando si bailabas mucho era mucho y si no bailabas te echaban en cara que no lo hicieras. Me fueron animando y fui poniendo la compañía a punto.

—¿Y todo se puso en marcha?

—En ese periodo me llamó mi amigo Juanjo Mena, que es el actual director de la Filarmónica de la BBC, que tiene su sede en Manchester. Me dijo que quería hacer el espectáculo que ya habíamos hecho juntos en Trieste (Italia) y Bergen (Noruega). Me confesó que en los Proms eran reacios a la idea, pero que estaba convencido de que iba a ir bien. Le dije que le ayudaría y que estaría a la altura a la que a él le gusta trabajar. Luchó y tras los trámites oportunos nos incluyeron en el programa. Preparamos el espectáculo durante cuatro meses. Por los Proms han pasado figuras españolas como Teresa Berganza, Plácido Domingo o José Mercé, pero éramos la primera compañía de danza española y flamenco que los pisaba. No estaban convencidos de llevar flamenco y este tipo de espectáculos porque pensaban que no iba a gustar.

—¿Cómo fue el trabajo junto a la orquesta?

—Juanjo Mena estuvo en Villaviciosa viendo un poco los ensayos y cuando llegamos a Manchester tuvimos dos ensayos con la orquesta. Fue maravilloso porque es una orquesta fantástica y estaban alucinados ya que ellos no pensaban que esa música se pudiera bailar y, sobre todo, de esa forma. Quedaron muy prendados. Se ha hecho un trabajo en equipo fabuloso, porque Juanjo se sabe adaptar al baile. No es lo mismo que hacer un concierto, hay que mantener otro tipo de ritmo. Juanjo sabe perfectamente cuando tiene que dirigir una orquesta para ser escuchada pero también sabe, cuando hay una compañía de baile, cómo llevarla, dirigirla y esperarla, que es muy difícil. Y Lo hemos conseguido.

—¿Cómo fue el estreno?

—Llegamos el día 24 y el 25 hicimos el ensayo general y el estreno y verdaderamente fue algo apoteósico ver a 6.000 personas en ese teatro, y de ellas 1.500 de pie, delante tuyo mirando como si fueran girasoles. Cuando me preguntan si eso me da miedo les digo que no, que lo que me da es respeto, pero como sé que mi trabajo va a esatr a la altura sé que no voy a fallar. Pueden fallar las fuerzas o que uno un día está mejor que otro, pero el listón siempre se conserva alto con el trabajo, que es muy importante. Evidentemente, aquel día estuvo el trabajo, las ganas, la pasión y el contacto muy directo con la compañía, que estuvo soberbia. Es un grupo muy joven, una compañía nueva y verdaderamente estuvo a la altura. Nos dejamos llevar con Juanjo y volamos.