Imagen de principios del siglo XX en la que se puede ver el Cine Pereyra de Vila anunciando una de las primeras sesiones de cinematógrafo de la historia de Eivissa.

No son buenos tiempos para las salas de cine de Eivissa. La piratería en Internet, los impuestos, el coste económico del paso de las películas en 35 milímetros al digital o las especulaciones urbanísticas dejarán en 2015 a los Multicines Eivissa como la única opción para ver una película de estreno en la isla.

Sin embargo, esto no fue siempre así. Hubo un momento, durante las décadas de los 60, 70 y 80 del pasado siglo, en que llegaron a convivir nueve salas en toda la isla, el Pereyra, el Serra, el Catòlic, el Central, el Cartago y el Cine del Club de los Muchachos, en Vila, el Torres y el Regio, en Sant Antoni, y el Sala Jardí, en Sant Josep.

Un reflejo del interés que siempre ha despertado el cine en Eivissa. Según l’Enciclopèdia d’Eivissa i Formentera, «su inicio se produjo muy pronto, en comparación a otros avances de finales del siglo XIX», como demuestra que ya en 1899 la prensa informaba que los tres principales accionistas del teatro Pereyra habían comprado un cinematógrafo en Barcelona. Sin embargo, no se llegó a instalar hasta la primavera de 1904 y no comenzó a funcionar hasta la temporada de invierno de los años 1906 y 1907. Según el afamado escritor Enrique Fajarnés Cardona la primera película que se proyectó en la isla fue la francesa Vida y Pasión de Nuestro Señor Jesucristo, de 45 minutos y filmada en 1902 por Lucien Nonguet y Ferdinand Zecca. Además, durante esta época era normal que las proyecciones fueran acompañadas por un pianista, siendo el más destacado, según la Enciclòpedia, Victorí Planells.

La segunda sala llegó en 1912 cuando Ángel Serra, exempresario del Pereyra, solicitó la cesión, mediante arrendamiento de un terreno situado detrás de la antigua sede de la banca Matutes y delante del paseo de Vara de Rey para construir una barraca destinada a acoger un cine. El lugar, que poco a poco fue conocido popularmente como La Barraca, fue derruido en 1928 para construir el actual Cine Serra que cerrará sus puertas el próximo 2 de noviembre.

Durante la década de los treinta llegó el cine sonoro y con ello en 1932 el primer gran «taquillazo» que, según Fajarnés Cardona, fue la superproducción en cuatro partes Luces de Buenos Aires, protagonizada por Carlos Gardel, «artista muy admirado por el público ibicenco». Esto provocó que subiera los precios de las entradas, de 30 centímos a 1 peseta. lo que provocó, según l’Enciclòpedia, «muchas protestas y algun que otro alboroto importante».

Aprovechando el tirón de estas dos salas pioneras, el 5 de abril de 1931, un vecino de Sant Joan Vicente Torres Ferrer, Vicentet, de la casa Marca, inaugura con la ayuda de su esposa e hijos el Cine Torres en Sant Antoni. En principio únicamente se proyectaban películas mudas durante los fines de semana pero rápidamente el éxito de esta sala, la más grande de la isla en aquel momento, fue creciendo tanto que se convirtió en un lugar de peregrinaje obligado por los payeses que llegaban desde toda Eivissa para disfrutar con las aventuras de sus héroes en películas de indios y vaqueros y de capa y espada.

Tras la Guerra Civil, en la que las tres salas fueron ocupadas por los militares, en los años 50 nacen otras dos, el Cine Salón Ibiza, en la avinguda d’España y conocido popularmente como el Catòlic por ser regentado por el obispado y por proyectar películas «de riguroso sentido moral», y el Central Cinema, construido por la familia Medina muy cerca de la plaza del Parque. Juntos, más el Pereyra y el Serra, formaron durante varios años una sociedad conjunta que entronca directamente con el inicio de la década de los años 60, considerada como el inicio de una edad de oro del cine en la isla que se prolonga hasta finales de los 80.

Son los tiempos del cine al aire libre del Club de los Muchachos, creado por iniciativa del Padre Morey en un solar de la avinguda Bartomeu Rosselló, y de la antigua Plaza de Toros de la calle Pere Francès, de la puesta en marcha en 1959 por parte de la familia Jeroni del Sala Jardí con 25 filas de butacas, pantalla panorámica y electricidad autónoma, de la remodelación del Cine Serra, que en 1966 adquiere su aspecto actual, de la inauguración por parte de la familia Matutes en 1969 del cine Cartago en la Vía Púnica de Vila con la proyección en cuatro partes de Guerra y Paz del ruso Serguei Bondartxuk, y de la apertura en 1972 del Cine Regio en Sant Antoni.

Desgraciadamente, tras dos décadas ininterrumpidas de éxito la llegada del vídeo y de las multisalas comenzaron a hacer mella en los antiguos cines. Prueba de ello es que mientras cerraban el Catòlic, el Central y finalmente el Pereyra, en 1987, apenas un año después, el 26 de junio de 1988 se inaguraban en unos terrenos junto al primer cinturón de ronda, en la zona de Can Misses, los Multicines Eivissa con cinco salas de proyección que van desde las 120 a las 230 localidades. Precisamente, las últimas en las que se podrá ver cine de estreno en Eivissa.