Chimo Bayo, en una fotografía reciente.

Si les decimos que el sábado actúa en Santa Gertrudis Joaquín Bayo posiblemente no despertemos mucho su interés. Sin embargo, si les decimos que el que actuará en la fiesta del décimo aniversario de La Movida de dj Petit y dj Vázquez es el valenciano Chimo Bayo, seguramente la cosa cambia mucho. Y es que este dj, músico, productor, presentador, artista y ahora escritor sigue siendo un referente a pesar de los años. No en vano, es sonar alguna de las estrofas de sus canciones más famosas y todo el mundo, sin importar la edad, comenzar a bailar.

—Actúa en Santa Gertrudis el sábado. ¿No es un pueblo muy pequeño para alguien como usted que ha llenado discotecas enteras?
—Puede ser. Pero en ocasiones es preferible sitios como Santa Gertrudis. Además voy a actuar en el décimo aniversario de una fiesta tan importante en Ibiza como es La Movida de los djs Petit y Vázquez, así que estoy muy contento con la invitación.

—¿Con qué nos va a deleitar?
—Con canciones famosas de mi repertorio y con mucha diversión. La intención es hacer una introducción chula y después conseguir que la gente no pare de bailar durante una hora y tres cuartos de fiesta.

—Muchos de sus temas no pasan de moda. ¿Por qué?
—Porque tenían algo especial. Además, yo siempre he sido un gran profesional que siempre lo ha dado todo delante del público porque para mí ellos son lo más importante. Y eso al final se contagia.

—¿Es consciente de que sus canciones las bailan distintas generaciones de españoles?
—Sí, y es genial que los bailen padres e hijos juntos. Eso habla de la importancia que han tenido mis canciones en la historia de la música y de la importancia de ser uno mismo, sin cambiar y sin renunciar a tu estilo.

—¿Ese es el secreto para seguir dando que hablar durante tanto tiempo?
—Por supuesto. A mi me ha salvado en muchos momentos de mi vida el haber estado cara al público durante tanto tiempo. Y el secreto está, sin duda, en ser coherente contigo mismo y seguir siendo auténtico, respetándote como persona. Lo importante es no dejar que nadie te pise por más que se piensen que son más importantes que tú. Muchas veces los que están arriba no tienen ni idea de nada.

—Lo cierto es que cuando surgió fue muy rompedor. Nunca sintió la tentación de cambiar...
—No. Siempre me he respetado a mi mismo y he luchado por mis convicciones sin caer en las tentaciones que venían de fuera. Si te gusta lo que hago pues muy bien y si no, pues nada, yo no voy a cambiar. Por eso sigo siendo el último romántico de la música española.

—Ahora es escritor con su libro No iba a salir y me lié creado junto a la periodista Emma Zafón ¿Por qué le ha dado por ahí?
—¿Te lo has leído?

—Sinceramente, no.
—Pues ponlo en el texto de la entrevista (risas). Lo escribí porque sentía la necesidad de contar que los años 90 fueron lo mejor y más puro de la historia de España. Y lo hago a través de dos ruteros cuarentones que se plantean resucitar La ruta del Bakalao.

—Usted criticó en una entrevista a Arturo Pérez Reverte por decir que no escribía para los lectores. ¿Para quien lo hace usted?
—Para el que quiera leer el libro. Soy un artista independiente que no se presta a salir en la televisión y a salir en grandes anuncios para vender su obra. Yo voy por otro camino.

—En el libro y en su vida siempre ha defendido La ruta del Bakalao. ¿No era tan mala como decían?
—Eran otros tiempos en los que todo era muy diferente. Había mucha más empatía que hoy en día. En los 90 podías chocar con alguien, tirarle la copa, y pagársela sin que se montara una pelea. Se salía por diversión y no por ganas de montar follón.

—Pero también había mucha droga y alcohol en aquellas discotecas...
—Y también había diversión a raudales. Hay que romper de una vez por todas con la idea de que allí se tomaba de todo porque siempre, a lo largo de la historia de la humanidad, se ha consumido. Mientras haya respeto por unos y por otros y no se haga daño a nadie no pasa nada. Soy un firme defensor del hedonismo.

—El problema es cuando se pone en peligro a otras personas, cuando no se controla.
—Eso es. Se dice que La ruta del Bakalao mató a mucha gente, que muchos se quedaron en el camino, pero no ha sido el único lugar en el que esto ha pasado. ¿O es que es menos peligroso un partido de fútbol donde se enfrentan dos aficiones rivales? Lo que sucede es que contra el fútbol no se puede hablar y contra la ruta sí.

—Entonces, ¿hay que seguir reivindicando La ruta del bakalao?
—Por supuesto. Sobre todo culturalmente porque se generó una corriente musical que ha creado unos djs que eran capaces de hacer cualquier estilo, desde el acid-house al electro, pasando por el electronic body music, la música industrial o el rock. Precisamente este es el estilo que más me gusta a mí, aunque no te lo creas (risas).

—¿Reivindicándola incluso entre los jóvenes de hoy en día?
—Claro. Si se es mayor de edad uno ya sabe lo que hace en cada momento. Además, yo siempre he confiado mucho en la gente joven y de hecho hago muchas colaboraciones con mi hija, Tanya, que también es dj. La última, un disco de rap que estrenaremos en enero. Los jóvenes de hoy en día son muy creativos, lo mismo que lo éramos nosotros en La ruta del bakalao.