El pasado 27 de mayo el artista y gestor cultural Carles Fabregat inauguró una exposición de escultura y pintura que permanecerá abierta hasta el 6 de julio en la galería Espai d’Art 32, de Pollença, Mallorca.

En esta muestra, titulada Rostres i ombres, Fabregat, que reside en Ibiza desde 1985, muestra 16 pinturas de mediano y pequeño formato, siete sobre lienzo y nueve en papel, de las que dos están pintadas al óleo y el resto en técnicas mixtas, y también dos esculturas, una en gres y la otra en escayola, madera y tela metálica. Un trabajo que, según sus palabras, se puede enmarcar genéricamente dentro del expresionismo con connotaciones de Art Brut.

Siguiendo su temática habitual, Fabregat en esta ocasión continúa con la creación de esculturas y pinturas de cabezas y rostros humanos. Algo que no es casualidad ya que dedicó diez años al estudio del psicoanálisis. En este sentido, el barcelonés explicó a PERIODICO de IBIZA Y FORMENTERA que su proceso creativo «consiste en dejarse llevar delante del lienzo en blanco, sin una idea preconcebida salvo una especie de imagen mental que me guía en el camino que quiere seguir y que luego exige una lectura a posteriori, lo que en psicoanálisis se traduce como solo después sabré».

Por ello, Fabregat considera que su obra va contracorriente – lo cual no le parece ni bueno ni malo –, no por la técnica ni por el estilo, sino por la temática. Según su opinión , «actualmente continúa el predominio del minimalismo, de lo sugerido, lo sutil, que vendría a ser un bálsamo en tiempos convulsos», algo que, como espectador le interesa «muchísimo. Sin embargo, confiesa que su obra se mueve en sentido contrario, «en tanto hay personas que manifiestan sentirse inquietadas por sus rostros». Así, para él «más que querer transmitir algo, lo cual siempre es un tanto pretencioso, tal vez se trata más de averiguar lo que hay detrás del rostro, de la piel y el hueso».