Boris Becker, el tenista que fuera seis veces campeón del Grand Slam, continúa disfrutando de sus vacaciones, esta vez en Formentera. Hasta hace una semana se le vio en ses Salines afectado por una lesión en su pierna derecha que le mantiene impedido. En su estancia en la menor de las Pitiusas, el extenista de 49 años se deshizo de sus muletas a bordo de un buque y pasó el día rodeado de sus parientes y amigos. Llama la atención la compañía de su exmujer, Lilly Kerssenberg, y el hijo que tienen en común, Amadeus.

Y es que son momentos delicados para Boris, ya que ha sido declarado en bancarrota hace menos de dos meses por un tribunal londinense a causa de unas deudas generadas en una propiedad que tenía en Mallorca y que se suman a la de evasión fiscal cometida durante los años 90, cuando estaba en la cumbre de su carrera tenística. A su fracaso financiero se le añade el sentimental con el divorcio de su mujer Lilly, tras cinco años de matrimonio y con la que se ha reunido de nuevo en las Pitiusas.