reportaje peluquerias

Hace más de seis años que la salud de las peluquerías de Balears está en “cuidados intensivos”. La crisis azotó de golpe a los empresarios del sector. Esto, unido a la decisión del Gobierno de Mariano Rajoy de incrementar el IVA en 13 puntos, ha sumido a las peluquerías en una delicada situación económica. Durante el año pasado se cerraron en España más de un 30% de peluquerías y centros de estética. En cambio, la cifra de nuevos establecimientos solo llegó al 15%.

Así lo aseguran los máximos representantes del sector, que lamentan el cierre continuado de establecimientos tradicionales y la proliferación de la competencia desleal. El presidente de la Federación Española de la Imagen Personal y Peluquerías, Cristóbal Repullo, atribuye este cierre continuado al incremento del IVA del 8 al 21%. Al analizar la situación, el sector balear también incluye otros factores que los han perjudicado, como la proliferación de los establecimientos que rompen el mercado de precios, o la bajada generalizada de los clientes debido la crisis.

Ahora bien, pese las contundentes quejas de los profesionales, los datos que aportan los peluqueros no coinciden con las cifras del Instituto Nacional de Estadística. Estas indican un ligero descenso por lo que se refiere a número de establecimientos abiertos en Balears y un incremento por lo que se refiere a trabajadores, tanto contratados como autónomos. Así, mientras el sector denuncia que en Balears se han cerrado centenares de peluquerías en estos últimos años, las cifras del INE señalan que durante 2012 había 2.218 establecimientos decidados a peluquería o centro de belleza, lo que supone 79 centros menos que el año anterior. Por otra parte, la cifra de peluqueros baleares afiliados al a la Seguridad Social en septiembre de 2013 era de 4.961 personas, entre trabajadores contratados y autónomos. Quien si aporta más datos es la Cambra de Comerç de Mallorca que destaca que hasta septiembre de 2013 cerraron en Mallorca 234 establecimientos y abrieron 141 nuevos.

BAILE DE CIFRAS. ¿Por qué no coinciden las cifras oficiales con las de los profesionales? Los responsables de las principales asociaciones de profesionales de Balears, PIMEM y Afedeco, aseguran que este baile de cifras se debe a la falta de control y regulación en el sector. “No tenemos censos actualizados, por lo que es imposible hacer una radiografía específica del sector”, explica Joan Coll, presidente del Gremio de Peluquerías de PIMEM.

También Joan Vich, responsable de la sección de peluquería de Afedeco, reconoce que no hay datos concretos fiables. Es más, como la gran parte de los trabajadores del sector son autónomos, dificulta todavía más tener conciencia real del volumen de negocio que genera este sector en el conjunto del Archipiélago. Vich explica que el último censo del sector lo realizaron en 2002 y que desde esa fecha no se ha actualizado. “Entonces contabilizamos más de 3.000, pero sabíamos que había otros 2.000 que también operaban”. Este vacío también se plasma en las cifras del INE y del Ibestat. Según el Instituto Nacional de Estadística, en 2012 había en Balears 2.218 establecimientos dedicados a peluquería y estética. Si analizamos el número de empresas que están dadas de alta en la Seguridad Social en ese mismo periodo, la cifra solo llega a 929 ya que aquí no se incluyen las peluquerías regentadas solo por autónomos.

TRASPASOS. A esto se debe añadir la agilidad del traspaso de peluquerías de un propietario a otro. En la gran mayoría de casos, al cerrar un establecimiento siempre hay otra persona que abre uno nuevo en el mismo lugar. Esta situación se incrementa en tiempos de crisis y despidos laborales. El problema radica en que estos nuevos establecimientos perduran abiertos poco tiempo hasta traspasarse de nuevo. “Nosotros vendemos arte y tiempo, una peluquería no es un negocio donde se pueda sacar mucho dinero; y uno puede ser buen profesional pero no es lo mismo que ser empresario”, explica Joan Àngel Bennàssar, expresidente de la Asociación de Empresarios de Peluquerías de Balears.

Otro punto a analizar es el descenso del volumen de negocio. Solo en 2012 se calculó una reducción de 7,5% respecto al año anterior, lo que supuso un volumen de negocio de 3.150 millones de euros en el conjunto del Estado. En este contexto ya se notaba la contracción del consumo en los hogares, una tendencia que los responsables del sector aseguran que se ha agravado durante el 2013.

TIEMPO DE CAMBIOS. Lo cierto es que la peluquería tradicional está en proceso de transformación y los trabajadores autónomos imperan por encima de los contratos de trabajo indefinidos. Aunque el principal problema que remarcan los representantes del sector tradicional es la gran la proliferación de peluquerías a precios low cost. “Los propios profesionales del sector han empezado una guerra de precios, y eso no es malo solo para el sector, sino también para ellos mimos, que degradan su profesión”, comenta Bennassar.

Esta guerra de precios también se constata en ciertas cadenas de peluquerías franquiciadas o centros regentados por asiáticos. En este último caso, tanto Bennàssar como Joan Coll coinciden en que la aparición de las conocidas ‘peluquerías chinas’ no han desgastado tanto el sector como se esperaba, ya que son clientes diferentes. “Pueden ir una vez, pero luego no repiten”, asegura Bennàssar.

Aun así, Joan Coll lamenta que no haya más controles o inspecciones de trabajo o sanitarias en determinados establecimientos, ya que asegura que si se bajan los precios no es posible pagar también los impuestos correspondientes o seguir la normativa de seguridad concreta. “¿Cómo puede ser que un corte de caballero cueste 5 euros?”, se pregunta.

“De estos 5 euros debes descontar el 21% de IVA, por lo que te quedarían 3,95. Si aquí añades los 25 minutos de trabajo, el gasto agua, el champú o la electricidad, ¿qué queda? Algo en la ecuación está fallando”, recalca mientras recuerda que en tiempos de crisis están proliferando las peluquerías en casas particulares porque “el cargo impositivo es muy elevado”.

También el responsable de Afedeco, Joan Vich, reclama un mayor control o inspecciones en estos casos, ya que la guerra de precios impera.

ABRIR UNA PELUQUERÍA. La falta de control gubernamental es otro de los hándicaps con los que se encuentra el sector. En Balears, cualquier persona puede abrir una peluquería. No se requiere ningún requisito académico ni de experiencia previa. “En situaciones como la actual, con la falta de trabajo, muchos jóvenes al salir de la academia se han animado a abrir un centro, pero eso no significa que sea fácil de gestionar, porque una cosa es ser peluquero y otra muy diferente la parte empresarial”, recuerda Joan Vich. “Nuestra profesión es un tanto particular y las agrupaciones hemos perdido fuerza para interceder en las políticas de nuestra profesión”, lamenta. Solo Galicia ha conseguido tener una normativa concreta para el sector con requisitos previos para ejercer la profesión, una reclamación que diversos agentes de Balears también han hecho en su momento pero que, de momento, no se ha logrado.