Biel Oliver es arquitecto y se quiere dedicar al diseño.

“Solo había pasado un mes, y ya nos copiaban”. Biel y Tomeu Oliver son el ejemplo más puro del significado de emprender. Estos dos jóvenes inquietos de Manacor han tenido toda la vida ganas de hacer “algo nuevo y diferente”, y de aquellas primeras ideas que les surgieron en un tren de regreso a Barcelona surgió TongueBag, una marca de bolsos hechos de tela de llengües auténtica y de manera 100% artesanal.

“Queríamos hacer un producto diferente y que realzara los valores y la cultura de Mallorca. Pensamos en la roba de llengües y poco a poco nos surgió la idea de un bolso más elaborado, que se cierra con la madera y que está hecho artesanalmente”, cuenta Biel Oliver, el hermano pequeño, de 21 años. “Con un proyecto anterior nos había tocado un curso de emprendimiento donde aprendimos cómo empezar un negocio desde cero. Pensamos en la estética, en los materiales, en los proveedores, y cuando tuvimos el diseño hicimos encuestas en la calle para saber si nuestro producto gustaba”, indica.

Se decantaron por telas de Teixits Vicens de Pollença, madera maciza de fresno, caoba y zebrano, y cuerda fabricada de forma artesanal, cuyo color y material también se da a elegir.

Una vez diseñado el producto, quedaba ponerle precio y promocionarlo. El primer punto, el precio, fue especialmente complicado. “El precio siempre ha sido una dificultad. La tela es muy cara, tienes que dar a entender que se trata de un producto exclusivo y muy duradero”, apunta. “También hemos tenido problemas con algunas tiendas que venden el TongueBag, porque quieren un margen del 50% y nuestros costes no nos lo permiten”, puntualiza.

Respecto a la promoción, los hermanos Oliver sabían que una marca y un nombre son muy importantes. “Si no tienes un nombre es casi imposible tener éxito”. TongueBag, de “lengua” y “bolso” en inglés, fue su apuesta. Luego vino el logo y la página web. “Inmediatamente empezamos a promocionarnos. Fuimos a buscar al publicista de Estrella Damm para salir en el anuncio y nos fue bien, aparecimos en el del año pasado en la escena del mercado. También buscamos revistas de moda y redes sociales, y llegamos a conseguir más de una decena de tiendas que venden nuestro producto en Barcelona y en las zonas de costa y turísticas de Mallorca, además de exportar a París, Italia y Boston”, comenta.

Estudiaron abrir una tienda en París pero descartaron la idea. Desde julio de 2014 han vendido unos 350 bolsos y esperan que este verano sea un éxito. “No lo hacemos por dinero, estamos satisfechos de ver que algo que hemos hecho nosotros gusta, y ya estamos pensando en nuevos proyectos relacionados con la roba de llengües, que es nuestro sello. Uno de nuestros próximos productos será un reloj”, confiesa entusiasmado.