El turismo experimenta una gran transformación digital, una revolución que afecta a todos sus agentes: hoteleros, agencias de viaje, touroperadores, clientes... La forma de comprar las vacaciones está cambiando. Y lo hace a gran velocidad. Adaptarse con rapidez a las nuevas demandas del cliente es fundamental. Los touroperadores tradicionales disponen de aviones y llenan Balears de turistas en verano. Junio, julio, agosto y septiembre son siempre meses de excelentes ocupaciones. La inmensa mayoría de hoteleros, tradicionalmente, vendía las habitaciones de su hotel o hoteles a diferentes touroperadores. El negocio era y continúa siendo entre bueno y excelente.

La llegada de las nuevas tecnologías ha revolucionado el mundo de los viajes y los cambios experimentados en pocos años son espectaculares. El empuje de los touroperadores online y la aparición de múltiples canales de venta ha variado ostensiblemente el panorama habitual.

De una parte, los touroperadores de siempre, los de toda la vida, se han visto obligados a pagar más a los hoteleros para poder mantener su cuota de mercado. Además, los mayoristas suelen exigir hoy exclusividad sobre el producto, no quieren compartirlo. Es un riesgo que los hoteleros ya no acostumbran a aceptar, si bien hay cadenas que sí venden en exclusiva alguno -no todos- de sus establecimientos.

Hoy, el sector hotelero apuesta por la comercialización directa. La totalidad de los establecimientos o cadenas dispone de una página web con un motor de ventas que garantiza el mejor precio. Además, el mundo digital ofrece multitud de puntos de venta. Hotel.info, travelrepuclic.es, booking.com, hoteles.com, 7ideas.com, expedia.es, venere.com, otel.com, hotelbeds.com, edreams,es, lastminute.com, rumbo.es, logitravel.es... son algunos de los sitios en los que pueden reservarse noches de hotel. Hay muchos otros mayoristas tan conocidos como viajeselcorteingles.es, viajeseroski.es o halconviajes.com. Además, la práctica totalidad de las compañías aéreas permite también adquirir estancias hoteleras. Incrementar la venta directa es uno de los principales objetivos de los hoteleros, si bien son conscientes de que los touroperadores son aún del todo imprescindibles para garantizarse buenas ocupaciones. ¿Hasta cuándo? Es todavía una incógnita y no puede descartarse que los touroperadores siempre sean necesarios.

El gran problema para el sector hotelero balear no es tanto dónde vender sus habitaciones o quién es el mejor intermediario, sino que el turista pueda llegar hasta su destino.

Y es en este punto en el que los touroperadores tradicionales conservan toda su fuerza, puesto que disponen del poder que confieren las plazas de avión. La totalidad de las compañías aéreas venden plazas en sus páginas web, pero son muy numerosos aún los turistas que llegan, especialmente en verano, en un vuelo chárter y con el paquete vacacional cerrado.

TRADICIÓN CHÁRTER. De hecho, y aunque no existen estadísticas oficiales, hay que considerar que la inmensa mayoría de los turistas que visitan Balears durante la temporada alta, llega en un vuelo chárter. De hecho, más del 90% de los visitantes alemanes o británicos llega a las islas con el paquete cerrado y en vuelo chárter. La proliferación de compañías aéreas de bajo coste es importante -Ryan Air, Easy Jet...- y facilita la llegada de visitantes que pueden contratar directamente su alojamiento. En este sentido, las estancias destinadas al alquiler vacacional, competencia directa de los hoteles, se alimentan fundamentalmente de las compañías aéreas de bajo coste.

OPINIONES. En la transformación digital que experimenta el mundo del turismo tienen una creciente importancia las opiniones de los propios clientes. De hecho, las grandes compañías hoteleras dedican ya considerables recursos humanos al control de las opiniones. Y es que no hay mejor propaganda que una buena crítica en páginas como la de TrypAdvisor.

Por otro lado, un nuevo factor a considerar, y cada día de mayor relieve, son las redes sociales. Estar presente en las redes vía Facebook, Twitter e Instagram es una obligación con un doble objetivo. De una parte, conseguir una buena reputación en las redes puede contribuir a aumentar el número de reservas, y además, las redes sociales han de tener un papel fundamental en un futuro próximo para dinamizar la vida del propio establecimiento hotelero y conseguir una mayor fidelización del cliente.