Lo local está de moda. El boom de ciertas de pautas de comportamiento, en donde los consumidores se han vuelto un tanto más sensibles a lo que les rodea, el auge del kilómetro cero o productos de temporada, han impulsado el tirón de lo local. Así pues, la condición de ser un producto cercano se ha asentado como un valor en alza y un factor para conectar con el consumidor. Y es que ello ha comportado que los consumidores se sientan más inclinados a consumir con pymes o que las tengan más en cuenta, tal como se desprende del informe ‘Análisis de las cadenas alimentarias y diagnóstico del sector de producción local, ecológica, agroindustrial y artesanal de Balears’ de la Conselleria d’Agricultura, Pesca i Alimentació del Govern de les Illes Balears. No en vano, de acuerdo con este estudio, el consumo del producto local aumentó un 20% en nuestras islas desde que impactó la crisis del coronavirus.

De este modo, parece que la proximidad puede convertirse en un activo muy potente no solo en el proceso de venta, sino también a la hora de determinar cuáles son los valores de marca y su identidad. En este sentido, un estudio elaborado por la multinacional McCann ha puesto de relieve que desde irrumpió la pandemia en nuestras vidas, casi la mitad de los consumidores afirma comprar en base a la proximidad y el 52% declaró adquirir artículos nacionales para apoyar al negocio local, entrando en juego valores como la atención y personalización, la responsabilidad social, etc. Por tanto, son cada vez más los consumidores que se percatan que en una sociedad equilibrada, la producción y el comercio local deben coexistir con las grandes cadenas comerciales y el comercio online, dado que la economía local es imprescindible en tanto que genera empleo en la zona, ofrece alternativas de consumo, distribuye la riqueza entre más actores y contribuye a formar comunidades más fuertes y resilientes. En definitiva, apoyar la producción de kilómetro cero o el comercio de proximidad, sectores que están sufriendo mucho durante esta crisis, ayudará a salir de ella.

Así pues, el cambio de paradigma no solo se aplica a en dónde compramos, sino también qué compramos. La apreciación por las marcas próximas geográficamente ha ido en aumento. Un ejemplo ello es la campaña Si és de ca nostra, hi guanyam tots del departamento de Promoción Económica y Desarrollo Local del Consell de Mallorca puesta en marcha este mes para impulsar las compras en los tiendas de los propios productores, en las cooperativas y en los establecimientos con compromiso social, como los centros de Deixalles, que parece que está siendo muy positiva, dado que a las cuatro horas del inicio de la campaña, el Consell ya había registrado 440 solicitudes para el bono regalo consistente en un lote de 22 productos kilómetro cero.