El Vibra Piscis cuenta con unas vistas privilegiadas de la bahía de Sant Antoni y su reforma integral ha supuesto una inversión de más de 13 millones de euros. | Daniel Espinosa

Desde que el fondo de inversión Hiperion Hotel Group se hizo con la gestión de la antigua cadena hotelera GPS en 2011, lleva invertidos más de 60 millones de euros en el reposicionamiento y reforma de sus establecimientos. Un portfolio que en la actualidad asciende a 36 hoteles, apartamentos y aparthoteles con más de 10.000 plazas hoteleras que desde esta temporada se comercializan bajo el nombre de Vibra Hotels. «Cuando asumimos la antigua GPS la cambiamos por Playasol Ibiza Hoteles, pero no conseguíamos despegarnos. Era una empresa muy complicada de la que se había hablado mucho y con razón. No estábamos cómodos», apunta el director general de Vibra, Antonio Doménech. Y tras estar dos años y medio cerrados por culpa de la pandemia, decidieron poner en marcha este rebranding. «Veíamos que el equipo entraba en un terreno de aburrimiento, de tristeza y esta era una forma de revitalizar la compañía. Una vez que volvíamos a abrir, era el momento adecuado», explica el CEO de Vibra.

INVERSIONES. Vibra Hotels es la hotelera líder en Eivissa y también la cadena con más camas en propiedad de las Illes Balears gracias a sus 34 establecimientos en la mayor de las Pitiüses y dos más en Mallorca. Precisamente, la última adquisición del grupo hotelero ha sido el Beverly Playa, en Peguera, que ha supuesto un desembolso de 36 millones de euros a través de una subasta pública dentro del proceso de liquidación de la desaparecida Nueva Rumasa. «Tenemos poca deuda, intentamos no tener tensiones. Estos dos últimos años hemos ralentizado las inversiones a un ritmo de trs millones de euros anuales. Un esfuerzo necesario para que funcionen bien las cosas. Y este año hemos hecho un esfuerzo extraordinario con 19 millones», destaca Doménech.

Antonio Doménech
Antonio Doménech es el director general.

Buena parte de esta gran inversión se la ha llevado el hotel Vibra Piscis, todo un símbolo antaño del turismo de excesos y que ha sido completamente remodelado para pasar de dos a cuatro estrellas. Situado en la arteria principal de entrada a la localidad de Sant Antoni de Portmany, Vibra Hotels ha invertido 13 millones de euros en el restyling integral, tanto exterior como interior, de las 366 habitaciones con las que cuenta este establecimiento. Un proyecto de los más ambiciosos de la cadena hotelera ibicenca. «Es un hotel que estaba en mal estado, no daba más de sí, con una clientela de nivel bajo y que hemos intentado cambiar», afirma el director general de Vibra Hotels.

REFORMAS. Entre los planes de futuro de la hotelera ibicenca está la reforma del Palma Cactus Hotel Playa, situado en la Platja de Palma. «Ya tenemos licencia y pasará de dos a cuatro estrellas», avanza Doménech, quien añade que en 2023 tienen previsto inversiones por valor de 8 millones de euros. «Nos gustan los proyectos complejos y no hacemos compras orgánicas ni masivas. Nos gusta mucho Balears y los destinos turísticos maduros. Iríamos a Benidorm, Canarias… Tenemos claro que nuestro negocio son los tres o cuatro estrellas turísticos, no queremos descubrir nuevos lugares», apunta. ¿Y por qué no apostar por los cinco estrellas? Para el CEO de Vibra Hotels, «los cinco estrellas son muy interesantes pero en Eivissa hay mucho mercado de gente media, que busca productos divertidos, atractivos y que estén al día. Siempre hemos dicho que nuestro producto son los tres o cuatro estrellas. No digo que en un futuro no tengamos uno pero aquí ya hay muchos, y el dos estrellas es un producto que se nos queda corto. Tiene que haber de todo».

Otro de los proyectos que Vibra Hotels tiene en cartera es la transformación del antiguo Aparthotel Catalina, ahora cerrado y situado en primera línea de ses Variades junto a los establecimientos que hacen negocio con la puesta de sol en Sant Antoni. Una reforma que está a la espera de los permisos municipales y que supondría añadir entre 100 y 120 habitaciones más a la oferta de Vibra. Doménech también está pendiente de que el Ayuntamiento de Sant Antoni dé su visto bueno a la transformación de los antiguos hoteles Picadilly y Royal, cerrados en la actualidad y ubicados en zonas que no son de interés para los objetivos de Vibra. Su intención es convertirlos en edificios residenciales para destinarlos a trabajadores de la cadena hotelera. «No queremos venderlos ni hacer apartamentos, sino residencias para empleados que sean dignas. Tenemos el proyecto presentado desde 2017 y nos sabe mal que se ralenticen estos proyectos porque son una necesidad», señala Doménech, que calcula que podrían dar alojamiento a entre 160 y 180 trabajadores una vez terminadas las obras. Vibra Hotels da empleo a un millar de personas que pueden llegar a ser 1.300 en el pico de la temporada turística.

EXPANSIÓN. De momento, Vibra Hotels tiene establecimientos hoteleros en Mallorca y en Eivissa, la mayoría en Vila, la bahía de Sant Antoni y Platja d’en Bossa, pero están abiertos a probar otras zonas. «Santa Eulària nos gustaría y trabajamos activamente. Hemos estado estudiando bastantes cosas y somos muy insistentes. También nos gustaría estar en Menorca y Formentera», avisa Doménech. Eso sí, que nadie crea que va a poder hacerse con alguno de los establecimientos hoteleros de Vibra: «Nosotros no tenemos nada a la venta y no escuchamos ofertas a pesar de que se manejan unos números que marean». Y Doménech también descarta, en principio, desembarcar en grandes capitales. «No es nuestra voluntad ser una compañía urbana pero sí hay ciudades que tienen un componente vacacional importante. El sol y playa está muy denostado pero es lo que vendemos y somos los mejores del mundo», apunta.

En cuanto a la nueva Ley Turística recientemente aprobada, Antonio Doménech valora «la capacidad de escucha» que el Govern ha tenido con el sector pero tiene dudas sobre si el momento actual es el más adecuado para su puesta en marcha tras dos años «convulsos» por culpa de la pandemia. «Temas como la circularidad o la introducción de productos de proximidad son cuestiones en las que todos estamos de acuerdo y muchos hoteleros ya lo llevábamos a cabo», apunta el CEO de Vibra Hotels. En cambio, no ve con tan buenos ojos el hecho de que los hoteleros tengan que sustituir las camas por otras elevables, que Doménech asegura por propia experiencia que «no son la panacea», cuando quizás aún no las han amortizado o las compañías no están en una situación financiera boyante después de dos temporadas casi en blanco.

PREVISIONES. Doménech augura que la de 2022 será una buena temporada turística. «Hace dos meses estábamos por detrás en cuanto a reservas turísticas en comparación con 2019, pero ahora llevamos nueve semanas seguidas mejorando. Aún nos queda mucho por vender y tenemos cierto vértigo porque tenemos muchas camas y vendemos mucho a última hora, pero si no pasa nada será un buen año», indica. El director general de Vibra Hotels descarta que Eivissa pueda morir de éxito. «Yo tengo una edad y siempre ha estado de moda. Tenemos unas ventajas brutales. Cada año voy a Mykonos, me gusta mucho, pero no es Eivissa y nunca lo será. Eivissa es otra liga y un valor muy seguro», concluye.