Y es que unos hablan de «furor viajero» y otros de «viajes de revancha» tras dos años de restricciones, pero todos coincidimos en que esta recuperación «en ‘V’» no es sostenible a medio plazo, y que debemos aprovechar los tiempos de bonanza para consolidar un modelo turístico más responsable y sostenible frente a los ciclos.
Trasladado a nuestras islas, la estrategia debe dirigirse a fomentar el turismo de mayor calidad (frente a la cantidad), que propicie una mayor rentabilidad social y económica para nuestras empresas y destinos, y sus comunidades, y al mismo tiempo, una menor saturación y consiguientemente, menor carga sobre los recursos y los servicios públicos. Además, nuestro modelo turístico debe tener un foco prioritario en la diversificación del producto que permita una mayor desestacionalización, y en la apuesta por un turismo más experiencial y sostenible, para una generación de viajeros poscovid que demandan experiencias más auténticas y sostenibles.
En este sentido, parece evidente que la nueva Ley de Turismo de las Illes Balears va en la dirección correcta, pero la magnitud de los retos va a exigir, más que nunca, una intensa colaboración público-privada y un esfuerzo inversor mayor del previsto para nuestro sector. Si durante la pandemia el sector recibió el apoyo fundamental de los ERTE, así como facilidades para endeudarse a través de los préstamos avalados por el ICO, las ayudas directas se mostraron claramente insuficientes, y lo mismo puede decirse de la cuantía asignada al sector turístico en el Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia, elaborado por el Gobierno para dirigir la asignación de los 140.000 Mn de los Fondos Next Generation de la Unión Europea: 3.400 Mn€, escasamente un 2,5% del total, para una industria que aporta el 12,6% del PIB nacional.
El escenario derivado de la invasión de Ucrania, que tendrá efectos imprevisibles en la economía mundial en los próximos meses, nos obliga a la prudencia y a demandar de nuestras administraciones sensibilidad ante las dificultades que acumulan nuestras empresas, y por supuesto, nos lleva a reclamar una vez más un mayor compromiso de la administración para impulsar, a partir de los fondos UE, un PERTE o Plan Estratégico para el turismo, si queremos avanzar realmente en un sector y unas islas más ricas, resilientes, y sostenibles.