Meliá Hotels ha hecho una apuesta decidida por Menorca con su nuevo proyecto de Villa le Blanc en la urbanización de Santo Tomás de es Migjorn. Hace una semana tuvimos la oportunidad de conocerlo in situ con una visita organizada a los medios de comunicación. No cada día se inaugura un establecimiento cinco estrellas gran lujo y de la mano del arquitecto encargado de la obra Álvaro Sans y el general manager Óscar Regueiro pudimos recorrer una parte del nuevo complejo. Reconvertir el antiguo edificio ha supuesto una inversión de 30 millones de euros y nueve meses de trabajo, una transformación llevada a cabo en un tiempo récord -el propio arquitecto reconocía un milagro que confirmaba que si Dios existía, tenía que ser forzosamente en Menorca-. Sans se mostraba orgulloso del resultado final al que había aplicado todas las reglas elementales de la arquitectura ancestral antes que existieran los arquitectos y lo estropearan (Álvaro Sans dixit) entre corredores de aire y diversas pérgolas. El Villa le Blanc es un hotel donde da la sensación que menos es más.

Mientras paseábamos, el ambiente en el hotel fluía amablemente con el personal de la casa arriba y abajo y los primeros clientes a ritmo más sosegado, como si llevasen allí toda la vida. Dormir cuesta entre 700 y 2.300 euros la noche, lo que a mí me provocaría cierto insomnio, la verdad. En cualquier caso, el hotel se percibía recién estrenado y en modo pruebas, por ello no pudimos acceder a las entrañas del edificio para comprobar lo que para mí lo convierte en diferenciador en cuanto a reducción de consumo de energía, agua y circularidad. Nos prometieron que el año que viene nos invitarán a hacer este tour por la sala de máquinas.

Entre las personas que deambulaban por el Villa le Blanc reconocí a diversos miembros de la familia Escarrer, entre ellos su fundador, Gabriel Escarrer Juliá. Entre corrillos, el general manager del hotel explicaba que, como de costumbre, había estado comprobando personalmente diversas estancias del nuevo establecimiento. «Me pidió visitar de manera aleatoria algunas de las habitaciones, se sentaba en la cama y en silencio, observaba cada uno de los rincones hasta que asentía con la cabeza diciendo, está perfecto» nos dijo Óscar Regueiro. Y es que el hombre que creó el mayor grupo hotelero español sigue al pie del cañón.