Uno de los acontecimientos que se han dado en este agosto de tanto movimiento (se profundizará en el próximo artículo) es la pérdida de la paridad del euro respecto al dólar, algo que ya se había producido intradiariamente en julio. La tendencia del dólar era de subida contra la moneda única europea desde finales de 2020 puesto que la economía americana se estaba recuperando mejor de la COVID que la europea.

De hecho, los datos macroeconómicos son fundamentales para explicar la evolución de una moneda. En este sentido, el análisis de las divisas es de los más complejos.

Hay que pensar que no existe el precio del euro o del dólar por sí solo, cuando hablamos de precio de divisas (tipo de cambio), hablamos de una contra otra: euro contra dólar. Por lo tanto, lo que hace variar este tipo de cambio es la oferta y demanda de cada uno respecto a la otra. Por ejemplo, si en Europa los precios de productos exportables a Estados Unidos son muy bajos habrá norteamericanos que los compren. Si esto fuera genérico el euro subiría: para comprar activos en euros el comprador americano vende sus dólares y compra euros, lo que hace que se aprecie el euro.
El último rally del dólar ha venido motivado por las palabras del presidente de la FED, Jerome Powell, en Jackson Hole: su anuncio de lucha contra la inflación ha elevado las apuestas de los analistas por una aceleración de subida de tipos de interés.

Y éste es otro motivo por el que se mueven las divisas (y aún hay más): si se espera que Estados Unidos suba los tipos de interés más rápido que la zona euro, los inversores venden euros que dan poca rentabilidad para comprar dólares, que sí la dan, provocando la subida de la divisa norteamericana.

Todo ello tiene muchas consecuencias económicas: los países con divisa «barata» tienen más facilidad de exportar, algo que es positivo para su economía. Sin embargo, les es más difícil importar. La mayor parte de la materia prima, por ejemplo, cotiza en dólares.

En bolsa también le afecta: quien tenga una cartera diversificada con acciones o fondos de inversión americanos asume un riesgo divisa (ha vendido euros para comprar dólares y con estos dólares ha comprado estos activos). Desde finales de 2020 esta inversión ha generado una doble rentabilidad: la subida de Wall Street (superior a Europa) y la del dólar. Sin embargo, llegados a este punto, ¿todavía puede subir más el dólar?

La respuesta es difícil, por ejemplo los últimos datos de inflación de este miércoles hacen pensar que el BCE también acelerará las subirá tipos.

Emocionalmente (que es muy importante en bolsa), la paridad parece un punto de inflexión y técnicamente el euro podría tener un soporte en el 0,955. Pero quien quiera mantener sus inversiones en bolsa americana sin asumir este doble riesgo lo puede hacer mediante coberturas. La más compleja es vía futuros u opciones, pero hay una muy simple: se puede comprar clases cubiertas de fondos que inviertan en bolsa americana. Estos ya lleven la cobertura implícita y normalmente se pueden reconocer porque en el nombre incorporan el término «Hedged» o su abreviatura «Hdg» o son de clase «H».