Agustín Pineda, en el centro, junto a sus hijos Fanny y Marcos en las instalaciones de Montiel. | Daniel Espinosa

Montiel es la empresa de distribución de productos congelados y frescos referencia en la isla de Eivissa fundada en 1974 por Agustín Pineda. Este sevillano de nacimiento llegó a la isla en 1967. Como muchos jóvenes, sus inicios fueron como camarero pero pronto descubrió que los negocios eran lo suyo. Empezó con la representación de Chocolates Zahor y, poco a poco, fue ampliando su cartera de productos. «Un día estaba repartiendo chocolate y un señor me preguntó si alguien vendía aceitunas en la isla. ‘Yo mismo’, le dije. Era un señor que tenía una empresa de aderezos de aceitunas en Valencia y así fue como empecé a repartir aceitunas también», explica Agustín.

El punto de inflexión en Montiel fue cuando Agustín empezó a distribuir nata en spray de la marca Debic en 1978. «En Eivissa había una carencia de nata muy grande, porque no había agencias de transporte de frío y la nata fresca llegaba a la isla en malas condiciones. Si la nata no se ha conservado en frío no monta bien y se corta. Era un problema muy grande. Fui el primero en traer este producto a Eivissa. Tuvo mucho éxito pero yo no tenía productos de frío y tuve que alquilar una cámara frigorífica. Cuando acabó la temporada, me planteé hacer un almacén con una cámara dentro, era una inversión muy grande para un solo producto», recuerda el fundador de Montiel. La solución llegó de la mano de Frudesa, que a finales de los años setenta era la marca líder en verduras congeladas. Pineda se hizo con su distribución en Eivissa, lo que fue el estímulo para la construcción de una cámara frigorífica.
Tras casi 50 años de historia, Distribuciones Montiel está en pleno proceso de cambio generacional. Dos de los hijos de Agustín, Fanny y Marcos, se han puesto al frente de la nave. «Mientras yo he ido soltando lastre, ellos han ido cogiendo el relevo. Mi perspectiva de vida y experiencia vital es totalmente diferente. Hay algunas cosas que yo haría de otra manera pero reconozco que tengo que ir retirándome poco a poco», admite Agustín Pineda. Un proceso de modernización que Montiel inició en 2021 y que ha llevado a cabo con la ayuda de una consultora externa. «Supuso una fuerte inversión pero queríamos que un agente externo nos dijera si íbamos bien encaminados, que nos ayudara en la toma de decisiones de mejora del sistema, en los procedimientos internos y en la organización. Queríamos mostrar que estaban pasando cosas dentro de la empresa», apunta Fanny. Unos cambios que han desembocado en un cambio de imagen con la renovación del logo y de la página web, además de mejorar las condiciones laborales de los trabajadores y crear una cultura de empresa. «En una empresa con tantos años es complejo cambiar la forma de trabajar, los viejos hábitos, de 20 personas. Hemos mejorado las condiciones laborales en cuanto a horarios y conciliación familiar. Si los tiempos cambian, las condiciones también tienen que cambiar. Y la gente lo valora mucho», añade.

PRODUCTOS. Montiel dispone de tres líneas de negocio. La primera, los productos congelados, suponen el 45% de su facturación. En ella se encuentra pescado, marisco, verduras y precocinados. Montiel también incluye en esta línea su gama de refrigerados, donde se hallan los productos lácteos y el jamón ibérico. La segunda línea son los productos relacionados con el pan, la bollería y la repostería, que tienen un 30% del volumen del negocio, mientras que el pescado fresco supone el 25% restante. No obstante, este mismo año Montiel ha puesto en marcha una gama de productos más sostenibles que dé respuesta a las necesidades de negocios como los establecimientos hoteleros, inmersos en sus planes de circularidad. «El objetivo es aproximar a nuestros clientes las buenas prácticas de muchos de nuestros proveedores», destaca Fanny Pineda, responsable de la administración y las finanzas de la empresa familiar. En este sentido, Montiel ha desarrollado una serie de criterios técnicos que tienen en cuenta factores como la proximidad, la tipología de producción y el packaging, además de factores complementarios según la industria y las políticas de sostenibilidad de sus proveedores.

A lo largo de los años, Distribuciones Montiel se ha ido adaptando a la demanda de sus clientes, que hoy en día son más de 600, la mitad de ellos restaurantes. «Hemos ido evolucionando y adquiriendo más productos en respuesta a lo que el cliente nos demanda», asegura Fanny. Además de restaurantes, Montiel también distribuye a hoteles, tiendas y supermercados, que «cada vez va a menos porque con las grandes superficies los distribuidores nos quedamos en fuera de juego», destaca Marcos Pineda, encargado de la logística y de las compras de pescado fresco en Montiel.

COMPROMISO. Una de las características de Distribuciones Montiel es la seriedad y el compromiso con el trabajo bien hecho. «Somos muy transparentes. Todos nuestros clientes tienen nuestros teléfonos, saben quiénes somos. Somos claros con ellos en temas de pesos, calidad y trazabilidad. Si nos piden una lubina salvaje, lo va a ser. Tenemos este compromiso de transparencia», asegura Marcos, mientras que su hermana añade que «no seremos los más baratos, pero ofrecemos servicio, seriedad y respuesta, que los hemos heredado de nuestro padre».

En Montiel han realizado un esfuerzo importante esta temporada para asegurarse que no van a tener problemas de personal en lo álgido del verano. «Intentamos pertrecharnos bien para julio y agosto. Hemos contratado trabajadores con previsión de un incremento de ventas y del movimiento en temporada alta. Vamos a contratar a más gente de la que a priori necesitamos, por lo que pueda ser», explica Marcos Pineda. En Montiel tienen muy presente los problemas que tuvieron en 2021: «Lo pasamos muy mal. La temporada se abrió de golpe y no estábamos preparados».

El objetivo que se marcan en Montiel para este 2023 es crecer un 10% en facturación y maximizar las prestaciones de la nave industrial que poseen desde 2015 en el polígono de Montecristo, que cuenta con 5.000 m3 de almacenaje en frío. Unas instalaciones acondicionadas con placas solares que han hecho disminuir su factura en energía a la mitad pese a que tienen el doble de espacio que en su anterior sede de la carretera del aeropuerto, donde estuvieron 30 años. «La subida de costes de la energía ha sido bastante importante, pero al instalar placas solares este incremento no ha sido tan grave. La instalación de placas solares ha sido de las mejores decisiones que ha tomado la empresa», resume Agustín Pineda.