Tal como ha sucedido en las bolsas americanas (analizadas en esta sección la semana pasada) el repunte desde los mínimos de octubre es muy fuerte. El caso de los índices europeos tiene más mérito, si cabe, ya que no ostentan un peso tan significativo de empresas concretas, que se han disparado. Es el caso, por ejemplo, de las famosas «siete magníficas» (Apple, Amazon, Alphabet, Microsoft, Tesla, NVIDIA y Meta), sino que geográficamente están mucho más diversificadas, al menos entre ellos, ya que, internamente, sí poseen características propias.

Así, tanto en España como en Italia hay mucha banca y utilities (servicios públicos como eléctricas); en Alemania tienen especial importancia los automóviles y la tecnología (ausente por completo en el Ibex; en Francia tiene mucho peso el lujo (Louis Vuitton, Kering, Hermes) y, con alguna excepción, no hay en el resto de índices. Por su parte, el FTSE británico cotiza con mucha ponderación de petroleras (residuales en otros países) y empresas relacionadas con las materias primas. Por lo tanto, sería normal que la diferencia entre ellas sea significativa. Así, por ejemplo, los dos más «bancarizados», a los que tan bien les va la subida de tipos de interés (Ibex y MIB italiano), lideran las rentabilidades durante este 2023 (aunque a más largo plazo están a la cola).

Precisamente el freno a esas subidas, que han beneficiado a la banca, ha animado al mercado. Por un lado, las valoraciones van a dejar de caer y, más importante, los costes financieros de las empresas endeudadas también. Aunque debería ser negativo para la banca, a estos niveles de tipos sería positivo. Como valor cíclico se resentirían de una crisis: si la economía aguanta con tipos cercanos al 3%, sería bueno para la banca.

Por otro lado, la tecnología, históricamente endeudada (aunque en muchos casos no es así), podría impulsar a un DAX (algo «rezagado» con una subida del 15% este año).
Evidentemente, este efecto también beneficiaría a la automoción (sector cíclico y ligado a los tipos de interés). Por lo tanto, el factor freno a la tendencia del Banco Central Europeo es positivo para las bolsas europeas.

Otra diferencia entre Wall Street y las bolsas del viejo continente es la evolución de los resultados: mientras que en Estados Unidos han sido espectaculares; en Europa son mucho más moderados, posiblemente por el menor peso de los valores tecnológicos. Uno de los más castigados por esta temporada de publicación de cuentas ha sido el lujo textil (por ejemplo, la italiana Ferrari cotiza en máximos históricos) que ha lastrado la comparativa del CAC francés (+12% en 2023) con sus homólogos.

En las semanas siguientes entraremos en un impasse en el que no habrá resultados empresariales, y en el que el mercado espera tranquilidad del Banco Central Europeo (próxima reunión tendrá lugar día 14 de diciembre, un día después de la FED americana). Además, con la esperanza, como de costumbre, de un rally de final de año que incremente, todavía más, los beneficios de este buen 2023.
Para ello, se deberán romper resistencias importantes como los 10.000 en Ibex; 4.500 en EuroStoxx o 16.550 en DAX.