Vista del hemiciclo durante un pleno del Parlament | EFE

La vuelta del PP al poder, en compañía de Vox en el caso de los consells insulars de Mallorca y Menorca, permite reflexionar y valorar sobre el estado de salud del periodismo, que cada vez es menos respetado entre la clase política. Algo que, por supuesto, también nos hemos ganado.

«Por favor, sácanos bien, eh, que a veces...», es lo que me rogó sonriendo en la toma de posesión de la presidenta Marga Prohens una conocida que pertenece a las filas ‘populares’. Lo que podría ser un simple comentario anecdótico, esconde un cambio profundo que se está intensificando en la relación entre el periodista y el político: los representantes públicos de ahora toleran mucho menos las críticas que los más curtidos, me dicen los compañeros veteranos.

Tienen la piel más fina, y lo mismo suele ocurrir con los responsables de prensa, que cuanto más jóvenes son, menos consienten los titulares contundentes. Y te lo hacen saber. Con la izquierda también pasa, no es exclusivo de la derecha. Puede que la edad tenga que ver con que la profesión está más tocada que hace 15 años, por ejemplo, cuando el periodismo, a grandes rasgos, infundía mayor respeto.