Una periodista afgana filma en las instalaciones de la ONU en la ciudad de Mazar-i-Sharif, donde el viernes murieron once personas. | Efe

Diez manifestantes murieron ayer en la conflictiva ciudad de Kandahar, en el sur de Afganistán, durante la segunda jornada de protestas violentas en el país por la quema de un ejemplar del Corán en una iglesia estadounidense. Según testigos, unas 2.000 personas salieron a las calles de la ciudad, la más importante del sur del país, para protestar por la quema pública de un Corán el pasado 20 de marzo en una iglesia de Florida (EEUU), a manos del pastor Wayne Sapp.

Las fuerzas del orden dispararon contra los manifestantes, que gritaron consignas contra Estados Unidos mientras se dirigían a la comisaría de Policía y llegaron a quemar neumáticos y vehículos, y a romper escaparates de los establecimientos comerciales.

«En las protestas de la ciudad de Kandahar han muerto diez personas y otras 77 han resultado heridas», confirmó a el portavoz de la provincia homónima, Zalmai Ayubi.

Niños

Imágenes emitidas por el canal afgano Tolo permitieron apreciar densas columnas de humo negro y el sonido de constantes disparos, así como la presencia de cientos de manifestantes -niños incluidos- que marchaban a paso rápido y gritaban en actitud furiosa.

Según Ayubi, las protestas se volvieron violentas debido a la participación de «enemigos del Islam», uno de los eufemismos que usan las autoridades para referirse a los talibanes, y las fuerzas del orden han detenido al menos a 16 personas. «No se trataba de manifestantes, sino de oportunistas», defendió el jefe del consejo provincial de Kandahar, Ahmad Wali Karzai, quien es además hermano del presidente afgano. Kandahar, bastión espiritual de los talibanes, es una de sus áreas de influencia tradicionales y ha sido escenario de varios ataques y atentados contra tropas internacionales.