Militantes comunistas despliegan dos pancartas en la Acrópolis de Atenas durante el segundo día de la huelga general de 48 horas que los sindicatos. | Efe

El Gobierno griego del tecnócrata Lukás Papadimos y sus socios de coalición reforzaron ayer la presión sobre los diputados para que hoy voten unidos a favor del acuerdo con la troika, mientras en las calles continuaban las protestas y huelgas contra las medidas de austeridad que impone el pacto.

Tras la dimisión en los últimos días de los miembros ultraderechistas del gobierno y de varios socialistas, al ex vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE) le han quedado sólo sus dos socios mayoritarios, el partido socialdemócrata PASOK y el conservador Nueva Democracia (ND).

No obstante, ambos cuentan con una mayoría suficiente (236 diputados en el Parlamento de 300 escaños) para sacar adelante el texto negociado con la llamada «troika», la tríada integrada por la Comisión Europea (CE), el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco Central Europeo (BCE).

Sin embargo, en los últimos días 25 diputados del PASOK y 13 de ND han manifestado su rechazo a las duras medidas de ahorro exigidas por los acreedores internacionales, pues conllevarán una drástica reducción de los salarios y las pensiones. Ante el temor de mayores dimisiones, los líderes de ambos partidos reforzaron este domingo su presión sobre sus respectivos grupos parlamentarios.

Amenazas

El líder de ND, Antonis Samarás, amenazó a los posibles diputados díscolos con no incluirlos en las listas electorales de los comicios anticipados previstos para abril. Aquel que no vote a favor del memorándum firmado con la troika «no irá en las listas electorales», dijo.

Pero todas las miradas se dirigen al PASOK, cuajado de rencillas y luchas internas por la presidencia del partido, cuyo aún líder, el ex primer ministro Yorgos Papandreu, hizo un emotivo llamamiento a sus parlamentarios para que voten a favor del acuerdo con la troika.

«He perdido amigos, mi familia ha sufrido, he dejado mi puesto, he sido insultado, vilipendiado, como ningún otro político en este país. Aún así, eso no es nada comparado con lo que nuestra gente sufrirá si no hacemos lo correcto», afirmó Papandreu.