(De izda a dcha) La ministra austríaca de Finanzas María Fekter, el ministro español de Economía Luis De Guindos, su homólogoga danesa Margrethe Vestagerm, la ministra finlandesa de Finanzas Jutta Urpilainen y su homólogo sueco Anders Borg conversan al comienzo del Consejo de ministros de Economía y de Finanzas de la UE. | Efe

La petición formal de la ayuda a la banca española y la cumbre de jefes de Estado y de gobierno de este jueves y viernes en Bruselas marcan una semana crucial para el futuro del euro, en la que se espera empezar a apostar realmente por el crecimiento para dejar atrás la crisis de los últimos años.

La línea de crédito para recapitalizar a la banca española, el debate sobre la unión bancaria y fiscal, y la creación de un fondo de 130.000 millones de euros -equivalente al 1 % del PIB de la UE-, destinado a impulsar el crecimiento económico en la Unión, marcarán las pautas en la UE la próxima semana.

Se trata pues de una estrategia dirigida a compatibilizar la disciplina fiscal con la revitalización de la economía a partir de fuertes inversiones.

Las recomendaciones de suavizar las medidas de ahorro y recapitalizar directamente a los bancos, realizadas el jueves por el Fondo Monetario Internacional (FMI), y la flexibilización de las condiciones del Banco Central Europeo (BCE) a la hora de facilitar la inyección de capital, parecen razones de peso para que Alemania ceda un poco en su férrea apuesta por la austeridad.

El viernes se reunieron en Roma para preparar la cumbre europea los líderes de las cuatro mayores economías de la zona del euro: el presidente francés, François Hollande, la canciller alemana, Angela Merkel, el primer ministro italiano, Mario Monti, y el presidente del Gobierno español, Mariano Rajoy.

Tras esa cita, los cuatro gobernantes mostraron una disposición más integradora, que contrasta con la época «Merkozy», referente del tándem formado por la canciller alemana y el expresidente francés Nicolas Sarkozy, quienes se reunían para preparar las cumbres europeas.

Para comenzar la semana, este lunes España enviará su solicitud formal para la ayuda a la banca, como anunció el viernes en Luxemburgo el ministro español de Economía, Luis de Guindos.

Durante el Consejo de ministros de Finanzas de la UE (Ecofin), de Guindos insistió en que la recapitalización de la banca sea directa, una opción que pide igualmente el FMI, ansioso porque la eurozona utilice vías «creativas» para la salida de su encrucijada, según dijo en Luxemburgo la propia directora general de dicha institución internacional, Christine Lagarde.

En ese contexto, en los últimos días se han visto algunas medidas poco habituales y alentadoras para el crecimiento económico, como la facilitación por el Banco Central Europeo a la entrega de liquidez a los bancos de la eurozona, con el objetivo de fomentar el crédito a la economía real.

Esa noticia, sumada al optimismo en los mercados sobre la perspectiva de que se resuelvan las dificultades que atraviesa la banca española hizo que la prima de riesgo de la deuda de España registrase el mismo viernes la mayor caída semanal del año.

Este diferencial de riesgo español (la medida del diferencial de rentabilidad del bono alemán a diez años y el nacional) cayó a los 480 puntos básicos, el nivel más bajo en las últimas dos semanas.

Además, el índice de la bolsa española IBEX 35 subió el viernes un 1,59%, hasta casi los 6.900 puntos, una tendencia alcista que se desmarcaba de la caída generalizada en las bolsas en Europa.

La recapitalización directa a las entidades bancarias en general estará sin embargo en el orden del día en la cumbre de Bruselas, una opción que según aseguraba De Guindos puede llegar a tiempo para España, si bien a algunos analistas les parece demasiado ajustado el calendario, pues está previsto que la ayuda financiera para el sector español la firme el Eurogrupo del 9 de julio.

Será entonces cuando se conozcan las condiciones de dicha línea de crédito de 100.000 millones de euros.
A priori, España espera que el préstamo europeo para la recapitalización de la banca se mueva en parámetros similares a los de otros países y que, por tanto, tenga un plazo largo de incluso más de 15 años, un periodo de gracia de entre 5 y 10 años y un tipo de interés entre el 3 y el 4 por ciento.