Un camión de la policía antidisturbios dispara un cañón de agua para dispersar a los manifestantes que protestan en la plaza Taksim. | TOLGA BOZOGLU

Las autoridades turcas abrieron y cerraron el parque Gezi de Estambul, epicentro de las protestas que desde finales de mayo sacuden Turquía, y desalojaron la adyacente plaza Taksim. El gobernador de Estambul, Hüseyin Avni Mutlu, reabrió el parque, tras 23 días de vigilancia policial, ante decenas de cámaras de televisión, y prometió que el lugar sería «un renovado paraíso» para «los 14 millones de habitantes de Estambul».

Pero advirtió a la vez de que no toleraría «que un grupo se considere el pueblo y diga que el parque le pertenece», en una obvia referencia a la marcha convocada, para la misma tarde, por la red «Solidaridad con Taksim». Tras la despedida del gobernador, cientos de ciudadanos entraron al parque, pero apenas tres horas más tarde, la policía volvió a evacuarlo y acto seguido expulsó con blindados y cañones de agua a presión a quienes se negaran a abandonar la plaza Taksim.

Los blindados persiguieron a algunos manifestantes por la céntrica calle Istiklal, mientras que los agentes empleaban grandes cantidades de gas lacrimógeno y balas de plástico. El centro de Estambul permanecía tomado por la policía a primeras horas de la noche, con importantes contingentes de antidisturbios en todos los puntos estratégicos y la plaza Taksim aislada por un doble cordón policial.

Promesa

El gobernador, representante del gubernamental Partido de la Justicia y el Desarrollo (AKP, islamista moderado), había prometido mantener el parque abierto para todo el mundo, día y noche, «para los viejos, los niños, las embarazadas, los jóvenes». Negó el rumor de que las autoridades instalarían tiendas para romper el ayuno en ramadán, pero confirmó que sí podrían colocarse mesas para este fin, en lo que la oposición ve como un intento de «ocupar» el parque con colectivos religiosos, afines al Gobierno.

Durante las últimas tres semanas los obreros municipales han acondicionado el parque, cubriendo con nuevas placas de césped y flores las zonas destruidas en mayo por las excavadoras que iniciaron el proyecto de reurbanización de la zona, impulsado por el Gobierno turco.