Aviones militares desfilaron cerca de la Torre Eiffel durante los actos oficiales con motivo de la Fiesta Nacional francesa. | CHARLES PLATIAU

El presidente francés, François Hollande, afirmó que hay signos incipientes de recuperación de la economía y subrayó que para consolidarla hace falta confianza, aunque no dio ninguna nueva receta para conseguirlo.

«Para que haya crecimiento, el primer principio es la confianza», señaló Hollande, que lleva meses con niveles de popularidad muy bajos, en una entrevista televisada con motivo de la Fiesta Nacional.

Aseguró que la recuperación económica ha llegado, como demuestran los últimos datos de la producción industrial, del consumo o incluso del empleo, y que «el segundo semestre será mejor que el primero».

Preguntado sobre qué hacer para crear empleo y remontar la situación después de que el viernes pasado una tercera agencia de calificación (Fitch) retirara a Francia la nota máxima, la triple A, contestó que «la política no es magia» y que lo que hay que aplicar es «voluntad», «estrategia» y «coherencia».

Garantizó que no habrá nuevos aumentos de impuestos el año próximo, «salvo si son absolutamente indispensables», y prometió que para evitarlo la regla consistirá en «los máximos ahorros posibles», empezando por un recorte del presupuesto de la administración del Estado que en 2014 será histórica.

Reforma de las pensiones

También confirmó la «necesaria» reforma del sistema de pensiones que se debe acometer a la vuelta de las vacaciones de verano y que pasará por un aumento del periodo de cotización, en paralelo al incremento de la esperanza de vida.

Por otra parte, el jefe de Estado reconoció que le «inquieta» el ascenso del ultraderechista Frente Nacional (FN), que en las elecciones legislativas parciales de los últimos meses ha conseguido en algunos casos mejores resultados que los de su Partido Socialista.

A su juicio, la pretensión de la presidenta del FN, Marine Le Pen, de que la formación de extrema derecha se convierta en el centro de la política francesa es de «una extrema gravedad» por el contenido de sus propuestas para sacar a Francia del euro, aplicar medidas proteccionistas o expulsar a extranjeros.