Imagen de archivo de Abel Matutes Prats y Abel Matutes Juan. | Archivo

La cadena hotelera ibicenca Palladium Hotel Group, propiedad de la familia Matutes, ha demandado a Deutsche Bank, a la que reclama 577 millones de dólares (500 millones de euros al cambio actual) en concepto de daños y perjuicios por la supuesta venta indebida de derivados de divisas de riesgo que, según alega, le ocasionó «pérdidas considerables», según ha publicado este miércoles el diario Financial Times y según confirmaron ayer desde Palladium Hotel Group.

La demanda, presentada el mes pasado ante el Tribunal Superior de Londres, forma parte de un conjunto de acusaciones al banco alemán por haber vendido productos financieros a pequeñas y medianas empresas en España, en lo que se conoce como operativa ‘forex’, empujando a algunas de ellas a una «situación financiera difícil».

Palladium asegura en documento que Deutsche Bank le vendió productos que no entendía.

La hotelera afirma que los complejos derivados que compró a Deutsche se presentaron como coberturas seguras contra las fluctuaciones de los tipos de cambio, así como contra las variaciones de los tipos de interés. Sin embargo, el grupo familiar argumenta que dio lugar a comisiones y pérdidas tan grandes que tuvo que pedir «préstamos sustanciales» para cubrirlas.

Los abogados de Palladium en Estados Unidos argumentan que la empresa carecía tanto de la experiencia como de las herramientas necesarias para entender el riesgo de los derivados, y que el banco era plenamente consciente de la falta de conocimiento.

Sostienen que el prestamista se aprovechó de una «estrecha relación personal» que Antonio Matutes Juan, hermano del fundador de la empresa, desarrolló con Amedeo Ferri-Ricchi, entonces jefe de divisas de Deutsche en Europa. El operador supuestamente promocionó una estrategia de derivados de divisa diseñada «para ser segura» y la hotelera depositó su confianza en el criterio del banco, comprando derivados que eran «en la práctica imposibles de entender para un cliente corporativo».

Cuando la situación se complicó, «Deutsche sugirió reestructurar las transacciones de forma que se incurriera en más comisiones y se produjeran pérdidas aun mayores», afirma la demanda, acusando al prestamista de tergiversar los riesgos a la baja.

Deutsche declaró al Financial Times que se defenderá «enérgicamente» contra la demanda de Palladium, al considerar que «carece de fundamento». El banco alemán también subraya que la demanda de Palladium era un caso aislado y que la consideraba diferente a las que había resuelto en el pasado. «No vemos ninguna razón para esperar más reclamaciones individuales de esta envergadura», dijo. Según el banco, Palladium es un inversor «con amplia experiencia en el uso de derivados» y la empresa ha utilizado los derivados durante varios años «sin quejas». «Las operaciones se llevaron a cabo con pleno conocimiento y autorización de la empresa», asegura el banco.

10 millones a García Carrión
La cadena de hoteles con sede en Ibiza es una de entre las 50 y 100 empresas que afirman haberse visto afectadas después de comprar complejos derivados de divisas.
El banco alemán ha estado investigando las acusaciones y afirma que solo «un número limitado de clientes» está directamente afectado, aunque está investigando si otros podrían haber sido objeto de problemas similares.

La entidad está llevando a cabo una investigación interna, llamada ‘Projetc Teal’, iniciada tras recibir numerosas quejas de clientes por la sofisticación de los instrumentos utilizados y su falta de compresión, y que podrían contravenir la directiva europea MIFID.

El pasado mes de junio Deutsche Bank y García Carrión llegaron a un acuerdo para que la entidad financiera abonara más de 10 millones de euros a la compañía bodeguera española como compensación por la supuesta ejecución de operaciones con divisas de manera fraudulenta, y que habrían provocado pérdidas millonarias a la dueña de Don Simón.

Según informó entonces el diario Financial Times, el pacto entre las partes llegaba después de meses de investigación interna en Deutsche Bank, que se saldó con la salida de dos directivos al utilizar instrumentos «exóticos» durante seis años en las operaciones con derivados y divisas, con las que García Carrión cubría los riesgos cambiarios a los que se expone en su actividad exportadora.