SS02. SAN SEBASTIÀN, 03/10/2010.- Agentes de la Guardia Civil han vuelto a registrar esta tarde en San Sebastián el domicilio de Javier Atristain, uno de los tres detenidos esta semana en Guipúzcoa por su presunta pertenencia a ETA. Atristain Gorosabel, de 40 años, ha sido trasladado en un helicóptero de la Guardia Civil desde Madrid hasta la capital guipuzcoana, donde acaba de concluir el registro en el que los agentes intentaban localizar armas en un falso armario, según las citadas fuentes. Los pol | Javier Etxezarreta

El número de etarras que actualmente integran todas las estructuras de la banda terrorista ETA no supera, según cálculos policiales, los 70 efectivos, la cifra más baja de la historia reciente, según fuentes de la lucha antiterrorista, que señalan como causa principal el elevado número de detenciones y la dificultad de la banda de acoger a nuevos aspirantes. Pero a ello se une ahora un incremento de las deserciones.

El último ejemplo del estado de degradación de la banda ha sido la reciente muerte del etarra José María Zaldua Korta. Falleció a causa de un infarto a los 61 años en una localidad próxima a Marsella, donde desde hacía años permanecía en la clandestinidad y vivía solo en una habitación alquilada gracias al dinero de su familia.

Deserciones

Así, ante las pocas perspectivas de futuro, el abandono voluntario de la actividad armada es ya una realidad y uno de los fenómenos que están contribuyendo a mermar sus ya de por sí débiles estructuras. Entre las razones principales de estas deserciones priman las penurias económicas y de infraestructura que vive la banda y que obliga a sus militantes a sobrevivir en la clandestinidad en condiciones precarias.

Se han registrado casos de 'pistoleros rasos', como Ibai Sueskun, de 23 años, quien en octubre de 2009 se entregó a la Gendarmería francesa después de lesionarse en una mano con su propia pistola, tras pasar varios días a la intemperie y perdido en el monte tratando de volver por su cuenta a su casa.

El destino para quienes consiguen dejarlo sin ser descubiertos por las Fuerzas de Seguridad es mantenerse en la clandestinidad, generalmente en Francia, con el dinero que le remiten sus familias a la espera de volver. Pero algo parecido les sucede a quienes cruzan la frontera tras años en la 'kale borroka' con la intención de dar el salto e integrarse en algún 'comando' de la banda. En muchos casos no son acogidos, bien por falta de infraestructura o sencillamente porque son rechazados por sus características. Actualmente, cruzar los Pirineos ya no es garantía de integrar algún 'comando'.

El elevado número de detenciones tampoco anima a la esperanza. Sólo en los nueve meses transcurridos de 2010 las fuerzas y cuerpos de seguridad han practicado un total de 90 detenciones.