Agentes de la policía custodian la planta de Electropaz. | Reuters

El Gobierno boliviano espera tener una reunión «cordial» esta semana con los ejecutivos de la española Iberdrola, a la que expropió el sábado sus filiales bolivianas, informó ayer el ministro de Hidrocarburos y Energía, Juan José Sosa.

«Me imagino que ellos (los representantes de Iberdrola) estarán la próxima semana acá; vamos a charlar con ellos siempre en un ambiente cordial para ver de qué manera podemos llegar a una transacción que sea favorable a ambas partes», sostuvo Sosa.

Plazo

Sosa ratificó que el decreto de expropiación que presentó por sorpresa el presidente Evo Morales establece un plazo de 180 días para que la estatal Empresa Nacional de Electricidad (ENDE) contrate a una empresa independiente que tase las cuatro filiales nacionalizadas.

Las firmas expropiadas son dos de las principales distribuidoras de electricidad en La Paz, Electropaz, y en Oruro, Elfeo, además de la empresa de servicios Edeser y una gestora de inversiones.

El ministro agregó que con esa información el Ejecutivo se sentará a negociar con Iberdrola «para ver cuál es el monto justo que se le tiene que compensar por esta nacionalización que hemos llevado a cabo como Gobierno nacional».

El presidente boliviano arguyó que con la expropiación pretende equilibrar las tarifas eléctricas entre las áreas urbana y rural de La Paz y Oruro, pues mientras en las ciudades el coste promedio es de 0,09 dólares por kilovatio/hora, en el campo sube hasta los 0,23 dólares.

Morales aseguró ayer que su Gobierno negoció durante cuatro meses con Iberdrola para que iguale las tarifas, pero como no hubo resultados, se decidió «nacionalizar» sus filiales en Bolivia, administradas por Iberbolivia.

Mientras la oposición al Gobierno y los empresarios bolivianos criticaron la nacionalización porque consideran que no existe una planificación estratégica y daña la imagen del país de cara a posibles inversiones. «El Gobierno no tiene ningún escenario de planificación estratégica», declaró el diputado de Convergencia Nacional Andrés Ortega. «Representa una cortina de humo para desatender los temas de fondo», añadió, según recoge la agencia de noticias boliviana ABI.