El presidente d ela Generalitat, Artur Mas, durante su intervención en el acto de constitución del primer Consejo Nacional de la Infancia y Adolescencia de Catalunya (CNIAC), un órgano formado por un total de 43 niños y adolescentes de entre 8 y 17 años, pretende ser la voz de los niños y adolescentes para que puedan ser capaces de opinar y participar en las decisiones que les afectan. | Alberto Est

El presidente de la Generalitat, Artur Mas, ha acusado este lunes al Gobierno central de «despreciar y amenazar a Catalunya», y ha puesto como ejemplo la respuesta que el Ejecutivo dio al proceso participativo del 9 de noviembre, en el que más de 2,3 millones de catalanes votaron sobre la independencia.

En un artículo de opinión en el diario portugués Público, ha censurado que el Gobierno de Mariano Rajoy tachase «una de las mayorías movilizaciones públicas que ha tenido lugar en Europa como una farsa inútil e antidemocrática», y ha advertido de que comentarios como ese solo hacen aumentar el número de independentistas.

Mas ha negado que la Constitución Española prohíba preguntar sobre la independencia tal y como defiende el Gobierno central: «La Constitución puede prohibir la secesión, pero no prohíbe que se conozca la opinión de los ciudadanos sobre una cuestión tan importante como esta».

Bajo el título 'Por qué no puede Catalunya votar?', sostiene que el proceso participativo del 9 de noviembre fue ejemplar y único porque más de 2,3 millones de personas participaron pese el ciberataque que sufrió la Generalitat durante esa jornada y «pese a que el Gobierno español intentó por todos los medios posibles disuadir de votar con amenazas legales».

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El presidente catalán reivindica que los que fueron a votar lo hicieron con una sonrisa y emoción con independencia de que «fueran abuelos de 90 años que vivieron la Guerra Civil, o jóvenes que solo con algún esfuerzo recuerdan quien fue Franco», y ha ensalzado que la participación fue similar a la de las últimas elecciones europeas.

Internacionalizarlo

Tras el 9N, defiende que Catalunya merece poder votar en un referéndum vinculante como los celebrados en Escocia y Québec, y se pregunta si los catalanes «son ciudadanos de segunda categoría» por no poder acudir a las urnas como hicieron los escoceses a finales de septiembre.

Mas asegura que, por respeto a los valores democráticos que comparte Catalunya con el resto de Europa, es necesario preguntar a la comunidad internacional por qué los catalanes pueden votar: «Creo que hemos llegado al punto en que necesitamos hacer esa pregunta más allá de nuestras fronteras».