Un joven ingresado en la prisión de Picassent (Valencia) ha terminado Bachillerato con matricula de honor, la mejor nota del Centro Especial de Estudios a Distancia de la Comunitat Valenciana (CEED), y está esperando a que le den la nota de selectividad para estudiar Medicina.

El recluso, que fue trasladado con 18 años desde la prisión de Castellón a la de Picassent, al contar esta última con un módulo específico para jóvenes, «ha sido capaz de dar un giro a su vida y cambiar su destino apostando por la formación», según un comunicado del Ministerio del Interior que no precisa el delito por el que fue encarcelado.

El establecimiento penitenciario de Picassent ha acogido este lunes el acto de graduación del joven preso, que ha obtenido el mejor expediente de todos los estudiantes de bachillerato del CEED, responsable de los estudios reglados de los reclusos con el apoyo de la ONG «Casal de la Pau».

Con el apoyo de la prisión, ha obtenido el título de Bachillerato en un Centro Especial de Estudios en el que la mayoría de alumnos son personas que no están encarceladas y, tras haberse presentado a las pruebas de selectividad, está a la espera de la notas para cursar Medicina.

El propio interno ha manifestado que si no obtiene la puntuación necesaria para ingresar en dicha carrera, se volverá a presentar al examen de acceso para obtener mejores marcas.

Durante la graduación, el joven ha sido sorprendido con la asistencia de su madre, «que se ha desplazado desde fuera de España para acudir al emotivo evento», según las fuentes.

También han participado el director del centro penitenciario, Miguel Ángel Martínez; miembros de la Inspección educativa de la Conselleria de Educación; el equipo directivo del CEED encabezado por su director, Vicente Pascual; y voluntarios de la ONG «Casal de la Pau».

Miguel Ángel Martínez ha destacado que la evolución del joven se ha producido de forma «ejemplar», ya que «es consciente de que está pagando por un delito que reconoce, asume el castigo impuesto y muestra deseos de incorporarse a la sociedad como una persona nueva con estudios universitarios y con la oportunidad de rehacer su vida».

Ha resaltado el mérito del joven estudiante, ya que «la exigencia académica es alta y los alumnos no pueden asistir a clases presenciales».

«Los tutores del CEED se desplazan dos veces por semana hasta la prisión para reforzar la formación y servirles de conexión con el centro docente y los profesores de cada materia», ha explicado.

Para reforzar el estudio de los presos, la ONG «Casal de la Pau» colabora desde hace tres años en este proceso de aprendizaje con la presencia de voluntarios, en su mayoría profesores jubilados, quienes semanalmente dan clases a los alumnos y les ayudan en las asignaturas.