Los sistemas de retención infantil, usados adecuadamente, son la mejor manera de proteger a los pequeños de la casa cuando nos acompañan en el coche. Y es que la siniestralidad vial es una causa recurrente de mortalidad infantil en el mundo y el uso de las sillas adecuadas puede reducir las probabilidades de sufrir lesiones graves hasta en un 90%.

Pero, para que el SRI pueda cumplir a la perfección con su función es necesario atender como mínimo a tres factores. El primero es la talla: para que el menor viaje protegido y seguro, la sillita deberá ser la adecuada respecto a su edad, peso y altura.

Lo segundo es adquirir el modelo que encaje el vehículo familiar (los modelos más nuevos incluyen sistema IsoFix, pero hay otros que no) y asegurarse de que se instala correctamente. Si la sillita no está bien sujeta no podrá cumplir su cometido.

Y, lo tercero y no por ello menos importante, es asegurarse de comprar un modelo de SRI que cuente con la correspondiente homologación europea. ¿Cómo se puede saber si la sillita que queremos comprar (o que ya tenemos) está homologada por la Unión Europea? Hay que observar si la silla cuenta con una etiqueta en la que se especifiquen sus datos y características básicas.

Por el momento, los sistemas de retención infantil están regulados por dos normativas diferentes: la ECE R44/04 y la I-Size. Esta última acabará siendo la que se imponga, pero ahora coexisten las dos y son igual de válidas.

La etiqueta relativa a la norma ECE R44/04 especifica el nombre del fabricante y el de la normativa. Además, recoge que su uso es universal (para todo tipo de vehículos) e indica el peso máximo y mínimo que debe tener el menor para su uso. También señala el país en el que se ha homologado y el número de serie.

El distintivo de la norma I-Size también plasma el nombre de esta homologación y el lugar, además del número de homologación y el de serie. Además del peso del niño, también especifica la altura de uso.