La cultura del tatuaje lleva años entre nosotros y se ha impregnado en nuestra sociedad hasta tal punto que a día de hoy es complicado encontrar a alguien que no lleve ninguna pieza tatuada en su cuerpo. Aunque en gran parte del mundo, llevar un tatuaje no supondría, a priori, ninguna barrera para la persona tatuada existen algunos países en los que esta estética no está bien vista y pueden conllevar hasta multas, según ha recogido Yasss.

En Corea del Norte está «totalmente prohibido tatuarse por imperativo gubernamental, salvo que el motivo a tinta se alinee con la ideología oficial».

Japón prohíbe la entrada de personas tatuadas en lugares como saunas, gimnasios, baños públicos e incluso centros de trabajo. En la cultura japonesa, estos dibujos tintados en la piel se asocian a la mala vida y a la delincuencia así como a la transmisión de enfermedades.

En países como Sri Lanka y Tailandia la permisividad en relación a los tatuajes es selectiva. En realidad, será el dibujo el que haga saltar las alarmas o no de las autoridades. Por ejemplo, en Tailandia está prohibido tatuarse un motivo relacionado con Buda ya que está considerado como un insulto a la religión budista.

La ley islámica que rige Irán prohíbe terminantemente cualquier modificación corporal, lo que incluye también los tatuajes, por muy pequeños que sean. Las personas que lleven alguna pieza tatuada pueden enfrentarse a una sanción.

Aquellos que se encuentren en los Emiratos Árabes Unidos y estén tatuados pueden tener problemas para encontrar trabajo en el sector público. Y es que en este país consideran los tatuajes como una forma de autocastigo, de daño autoinflingido.

Turquía prohibió en 2014 los tatuajes y piercings en los colegios de todo el país. Estos diseños tintados tampoco están bien vistos en el ejército turco.