El año que viene la falta de suministros podría empeorar. | Pixabay

España se enfrenta a un problema de suministros con 922 medicamentos, ¡según datos de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps). Este problema se ha agravado por la incertidumbre generada por la guerra de Ucrania

Los hipertensivos, antiabéticos y clirios son algunos de los más afectados, aunque este año se ha estabilizado. Algunos que continúan desabastecidos son: Efferalgan, la prednisona Alonga, el colirio Ciclopéjico, el Septrin Pediátrico, el antidiabético Ozempic inyectable y los comprimidos de Strattera, indicado para el TDAH.

"Hay algunos que llevan con un suministro irregular bastante tiempo. Creo que desde el año pasado se duplicaron y afecta a todo tipo de medicamentos. Y el próximo año las cosas se van a poner más feas», informa Paula Briones, vocal del Colegio de Farmacéuticos de A Coruña, en Europa Press.

Otro de los problemas es que en las farmacias no se puede sustituir un formato por otro medicamento recetado por el médico, como un comprimido con un sobre, que ya se hizo con la Amoxicilina infantil en 2022 como situación excepcional.

La AEMPS cuenta con determinadas acciones para evitar la falta de suministro, en casos que el suministro es de un único fabricante. «Esto supone la puesta en el mercado de un medicamento igual al autorizado en España, pero que está acondicionado para otros países y, por ello, etiquetado en otro idioma". "También puede tratarse de medicamentos con caducidad inferior a seis meses en el momento de la distribución o bien con especificaciones ligeramente distintas a las registradas", según la web AEMPS.

Estas posibilidades hacen que no haya una alarma general, cuenta en Europa Press Iñaki Sánchez, vocal del Colegio de Farmacéuticos de Pontevedra. "Con todos estos pasos que hay, normalmente, la escasez no se convierte en una alarma sanitaria", indica.

Briones puntualiza a Europ Press, que «España no es el país más atractivo para las multinacionales de la medicina». Este hecho supone que los problemas de suministro sean por una cuestión económica, aunque, según Briones, «otros países pagan más por sus medicamentos».