La noche polar: la vida en la oscuridad extrema del Ártico que muestra True Detective | Imagen de Rune Brustad-Hanssen en Pixabay

En la última temporada de la serie policial más espererada de HBO True Detective: Night Country, la ciudad ficticia de Ennis, en Alaska, se ve envuelta en misteriosas muertes bajo el telón de fondo de la larga y fría noche polar. Pero, ¿qué es exactamente la noche polar y cómo afecta a quienes viven en ella?

La noche polar es un fenómeno en el que el sol no sale por el horizonte durante más de 24 horas, según recoge National Geographic. Se experimenta en invierno al norte del Círculo Polar Ártico y al sur del Círculo Polar Antártico. Cuanto más cerca del polo, más larga es la noche polar: en el Polo Norte, por ejemplo, el sol puede no aparecer durante 179 días.

Utqiagvik, antes conocida como Barrow, en Alaska, la ciudad más septentrional de Estados Unidos y posiblemente la inspiración para Ennis, en True Detective, experimenta alrededor de 65 días de noche polar al año, desde mediados de noviembre hasta mediados o finales de enero.

A pesar de su nombre, la noche polar no significa una oscuridad total. La luz solar se refracta sobre el horizonte, creando diferentes fases de «crepúsculo polar», desde el crepúsculo civil hasta el crepúsculo astronómico, que puede proporcionar suficiente luz para actividades al aire libre o dejar solo las estrellas, la Luna y las auroras boreales como fuentes de luz natural.

Vivir durante la noche polar puede afectar los ritmos circadianos y el sueño, pero muchos habitantes del Ártico encuentran belleza en la oscuridad y se sumergen aún más en la naturaleza. Para contrarrestar la melancolía nocturna, algunos utilizan lámparas de fototerapia, mientras que otros mantienen rutinas y participan en actividades sociales.

No solo los humanos se ven afectados por la noche polar. Los animales terrestres y marinos también se adaptan, desde los lemmings que se entierran en la nieve hasta los renos cuyos ojos brillan de azul en invierno para encontrar alimento.

Sin embargo, el cambio climático está alterando este delicado equilibrio. El adelgazamiento del hielo marino permite más luz y más barcos, mientras que las temperaturas más cálidas pueden hacer que la noche polar sea aún más oscura y difícil de sobrellevar.

La noche polar, con su oscuridad extrema y su vida adaptada, continúa siendo un fenómeno único y desafiante para quienes la experimentan en el Ártico.